La Melodía de los Comienzos

En un pequeño pueblo llamado Armonía, la melodía de un piano antiguo resonaba en la antigua mansión.
Un joven llamado Andrés llegó a Armonía. Su sueño era crear algo significativo, algo que hiciera del mundo un lugar mejor. Pero se sentía abrumado para comenzar su proyecto.
En su paseo por el pueblo, Andrés escuchó la melodía del piano. Siguió el sonido hasta la mansión, donde encontró a una anciana sentada frente al instrumento. Se llamaba Clara y había vivido allí toda su vida.
“¿Eres músico?”, preguntó Andrés.
Clara sonrió. “Soy pianista. Esta mansión solía ser un lugar de encuentro para artistas y soñadores. Aquí, cada nota tenía un propósito, como las tareas que enfrentas al emprender”.
Andrés se sentó junto a Clara. “¿Cómo puedo encontrar mi melodía, mi comienzo?”
Clara le habló de las cinco fases que había aprendido a lo largo de los años:
“Antes de tocar una nota, debes tener clara tu motivación. ¿Por qué quieres crear algo?
Encuentra tu mantra, algo breve pero inspirador”.
“Define tu modelo de negocio de forma específica. Como las partituras, cada palabra cuenta”.
“Empieza. No te pierdas en detalles innecesarios. Toca las primeras notas”.
“Colabora con otros, construye tu marca y atrae oportunidades. Como un acorde que se expande”.
“Sé una buena persona. La música, como los negocios, se trata de relaciones”.
Andrés asintió. “¿Y si me equivoco?”
Clara tocó una nota discordante. “Las disonancias también forman parte de la melodía. Aprende, ajusta y sigue tocando”.
Así, Andrés comenzó su proyecto en Armonía. Diseñó su propio compás, combinando las enseñanzas de Clara con su pasión. Cada día, tocaba su piano y recordaba las fases: causa, articulación, puesta en marcha, proliferación y el arte de empezar.
Con el tiempo, su melodía resonó en todo el pueblo. Andrés no solo creó algo grande, sino que también encontró su armonía interior. Y Clara, desde su rincón, sonreía, sabiendo que había ayudado a otro emprendedor a comenzar.
Y así termina la historia de Andrés, quien aprendió que cada comienzo es una nota en la sinfonía de la vida.