¿Las proteínas que consumimos pueden dañar nuestros riñones? Seguramente has escuchado esto en algún lugar, ya sea que alguien se lo dijo a tu mamá o lo escuchaste en una conversación casual. Vamos a despejar todas tus dudas sobre cómo la dieta y la suplementación pueden afectar la salud renal, y si realmente deberías preocuparte por consumir demasiadas proteínas.
¿Qué son y qué hacen los riñones? Imagina que tus riñones son como esos filtros de agua súper avanzados que eliminan todas las impurezas. Están compuestos por pequeñas unidades llamadas nefronas que filtran los desechos, las toxinas y el exceso de agua de tu sangre. Además, ayudan a mantener el equilibrio de los electrolitos en tu cuerpo. Todo lo que no necesitas se convierte en orina y se almacena en la vejiga hasta que lo expulsas. Cuando hablamos de salud renal, nos referimos a que estos filtros funcionen correctamente y a prevenir enfermedades renales, tanto agudas como crónicas.
Entonces, ¿puede tu dieta afectar la salud de tus riñones? ¡Sí, puede! Una dieta típica occidental, rica en proteínas animales y baja en frutas y verduras, se asocia con un mayor riesgo de enfermedad renal. Alimentos con alto contenido de fosfatos, sal y grasas animales pueden empeorar la función renal. Por el contrario, dietas altas en frutas y verduras requieren menos esfuerzo de filtración por parte de las nefronas, ayudando a prevenir el deterioro de la función renal. Dietas como la DASH, la mediterránea y la vegetariana son conocidas por ser beneficiosas para la salud de los riñones.
Pero, ¿una dieta alta en proteínas es realmente mala para tus riñones? Este es un tema muy discutido. En personas sin enfermedades renales, la respuesta no es tan clara. Un meta-análisis de 2018, que incluyó a 1,358 adultos sanos, sugiere que seguir una dieta alta en proteínas (1.8 g de proteína por kilo de peso) por hasta dos años no empeora la función renal en comparación con dietas bajas en proteínas. Sin embargo, este estudio tiene sus limitaciones.
Mecánicamente, ingerir más proteínas puede causar hiperfiltración renal, lo que significa que los riñones trabajan más para eliminar el exceso de desechos de nitrógeno de las proteínas ingeridas. Esto podría llevar a inflamación y daño renal en algunas personas. Algunos estudios observacionales han encontrado que una mayor ingesta de proteínas se asocia con una función renal disminuida en personas que desarrollan hiperfiltración y en aquellas en riesgo de desarrollar enfermedad renal, como los diabéticos. Además, una alta ingesta de proteínas animales se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad renal crónica.
Para las personas con enfermedad renal crónica (ERC), es generalmente mejor evitar dietas altas en proteínas para preservar la función renal. En aquellos con enfermedad renal crónica moderada a severa, se indica una dieta baja en proteínas. Estas dietas deben ser individualizadas y discutidas con un profesional de la salud.
Si eres una de esas personas que entrenan pesas o van al gimnasio, seguramente has escuchado que necesitas consumir una buena cantidad de proteínas para crecer tus músculos. Las dietas altas en proteínas aumentan la hipertrofia muscular cuando se combinan con entrenamiento de resistencia, ayudan a perder peso, mantienen la masa muscular con el envejecimiento y pueden mejorar el control glucémico en personas con diabetes tipo 2. Aunque puede tener beneficios, tenemos estudios que comparan dietas de 1.6g vs 3.2g de proteína por kilo de peso y no hay diferencias significativas entre un grupo y otro siempre y cuando se equiparen las calorías.
En resumen, la evidencia disponible sugiere que una dieta alta en proteínas no daña los riñones en personas sanas y no aumenta el riesgo de enfermedad renal crónica. Para aquellos con enfermedad renal, una dieta baja en proteínas y en su mayoría proveniente de fuentes vegetales es recomendada para ayudar a prevenir la progresión de la enfermedad.
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