El Sitio de Zaragoza

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Los sitios de Zaragoza fueron dos asedios sufridos por la ciudad aragonesa de Zaragoza durante la Guerra de la Independencia, que enfrentó a los ejércitos de ocupación del Primer Imperio francés de Napoleón Bonaparte y a fuerzas españolas leales a la dinastía Borbón.

La plaza era clave para garantizar las comunicaciones del noreste y el abastecimiento de las tropas en Cataluña, así como para controlar Aragón. Por ello, tras la sublevación de la ciudad a consecuencia de los sucesos del Dos de mayo de 1808, se envió a un ejército a restablecer el control de la ciudad. Aunque las tropas francesas eran superiores en número y armamento, la ciudad resistió.

Sin embargo, a finales de año, los franceses regresaron en mayor número, reanudándose el sitio. A pesar de la feroz resistencia de la ciudad, inmortalizada por varios cronistas, la ciudad, diezmada por la guerra y las epidemias derivadas del sitio, capituló finalmente el 21 de febrero de 1809.

Los sitios de Zaragoza fueron uno de los acontecimientos más representativos de la Guerra de Independencia, legando un gran número de héroes y leyendas a la tradición popular, y siendo fuente de inspiración para varios escritores.
Índice

1 Antecedentes y sublevación de la ciudad
2 Primer sitio
3 Interludio
4 Segundo sitio
5 Los sitios en la cultura y las artes
5.1 Los sitios en la música
5.2 Los sitios en la literatura
5.3 Personajes destacados
6 Referencias
7 Bibliografía
8 Enlaces externos

Antecedentes y sublevación de la ciudad
Zaragoza en el siglo XVIII, antes de los sitios.

La Revolución francesa de 1789 marcó el comienzo de una larga serie de guerras en Europa en las que España no dejó de intervenir. Primando inicialmente los vínculos dinásticos entre los reyes de España y los depuestos reyes franceses, España participó en la Coaliciones antirrevolucionarias, que se estrellaron militarmente contra el genio bélico de Napoleón Bonaparte. El primer ministro, Manuel Godoy, inició entonces una política de alianza con Francia, una vez convencido de la inutilidad de oponerse a la nueva potencia continental. Tras la derrota que la Armada de Napoleón sufrió en la batalla de Trafalgar en 1805, el emperador francés decretó el Bloqueo Continental, por lo que ningún país de Europa podía comerciar con el Reino Unido. No obstante, Portugal transgredió la ley impuesta por Napoleón al firmar el Tratado de Tilsit en julio de 1807. En París, la reacción del gobierno napoleónico no se hizo esperar. Las fuerzas francesas intentaron capturar a la flota real del rey Juan VI, quien huyó a la colonia portuguesa de Brasil. La única alternativa que le quedaba a Bonaparte era entrar en territorio portugués vía España. Manuel Godoy, primer ministro del rey español Carlos IV, firmó un pacto con los franceses por el que se le permitiría al ejército napoleónico entrar en España para planear la invasión a Portugal. El 18 de octubre de 1807, las huestes de Napoleón llegaron a Barcelona y al poco tiempo ocuparon Valencia.2​Acantonadas las tropas francesas ya a lo largo de España, y dada la apatía y dejadez del gobierno español, Napoleón decidió reemplazar al rey Carlos IV y a su hijo y heredero Fernando, que mantenían un enfrentamiento por el trono, por su hermano José Bonaparte. Así, hace firmar a principios de mayo de 1808 tanto al rey Carlos IV como al príncipe Fernando (futuro Fernando VII) las conocidas como Abdicaciones de Bayona en las que renunciaban a sus derechos al trono de España en favor de Napoleón, que a su vez renunció en favor de su hermano en junio.

A pesar del llamamiento del gobierno cesante a cooperar con las nuevas autoridades, el descontento popular por la ocupación militar motivó el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en la capital. En Zaragoza fue ganando ascendiente el partido del príncipe de Asturias, mientras que labradores como Jorge Ibor o Mariano Cerezo iban agrupando descontentos entre la clase popular. Aunque los principales dirigentes locales se mostraban contemporizadores en espera de movimientos por parte del ejército en Barcelona, el ayuntamiento se negó a enviar representantes a las Cortes de Bayona.
Palafox, retratado por Goya.

En medio de la creciente represión por parte francesa, diversas juntas regionales se declararon en rebeldía en todo el país. El brigadier José de Palafox y Melci, partidario del Príncipe de Asturias y cabeza de la rebelión en Aragón, fue nombrado líder de la sublevación ante la indecisión del Conde de Sástago y del exministro Antonio Cornel. Palafox se encontraba oculto y prófugo de la justicia francesa en una finca familiar del término de La Alfranca, en Pastriz. Un grupo de paisanos, enviados por el líder popular Jorge Ibor Casamayor "Tío Jorge", acudió en su busca y lo trasladó a Zaragoza.

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