No me había pasado todavía perder las ganas de hacer estos videos. No encuentro poeta o poema, no encuentro motivación, no encuentro sentido.
Hace un tiempo reapareció Juana Bignozzi: la compartieron en instagram, hablamos de ella con un vecino, encontré una nota amorosa en La ley tu ley, el libro que recopila todos sus primeros libros, editado por Adriana Hidalgo.
Recuerdo haber sentido fascinación cuando la leí por primera vez, la encontré en la biblioteca de un viejo amor. Recuerdo la fascinación cuando compré el libro y los otros dos, principalmente Las poetas visitan a Andrea del Sarto, un poco extraño.
Una vida particular. Hija de obreros anarquistas, única participante mujer de grupos de poesía de su generación, antiperonista, desterrada durante la dictadura (el exilio, directa o indirectamente, atraviesa su obra), con un marido mucho más joven, con el que parece que tenían una relación abierta, vuelve a Buenos Aires y envejece rodeada de jóvenes que la visitan porque la admiran, porque admiran su poesía y algo intempestivo en ella.
Irónica, inteligente, fina y rústica a la vez, si eso es posible. La recomiendo. No sé si es el espíritu al que quiero avivar: la derrota de su voz, la mirada perspicaz y distante; pero es lo que me encuentra. Quizás el otoño, viejas vidas que vuelven, algunos dolores comunes, su deseo insinuado con inteligencia, el filo de sus ideas que interrogan de una forma molesta y sutil, la posibilidad de escapar de lo que pasa, si la posibilidad del exilio es un privilegio y no es privilegio el coraje de ponerle el cuerpo a los otros, a la vida, a la precariedad a la que someten a esta tierra.
Estoy más para tirar bombas que para la melancolía de un café de Buenos Aires. Pero sabemos que un extremo llama al otro y hay que hacer espacio para escuchar los ruidos que la vida trae.
PD: Hoy es 02 de abril, recomiendo y considero imprescindible conocer, o sea, experimentar la lectura de Los pichiciegos de Fogwill.
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