Ricky Merino, cantante, ha dicho adiós a sus gafas | Clínica Baviera

Mi nombre es Ricky Merino y hace ocho años me operé de miopía y astigmatismo en Clínica Baviera.

De mi trabajo puedo decir que lo que más me gusta es la conexión que hay con el público. En el teatro musical, que es lo que hacía antes de la Academia, hay muchos personajes que no pueden llevar gafas. Entonces, una de dos: si no llevas gafas llevas lentillas, y si llevas lentillas y te tienen que maquillar a veces te escuece. Ir sin gafas y sin nada es mucho más liberador porque sales al escenario y no te tienes que preocupar después de quitarte las lentillas, ponerte las gafas… Es mucho más sencillo.

Decidí operarme en Clínica Baviera porque en mi entorno tenía varios conocidos que habían ido ya allí y se habían operado con muy buenos resultados. El proceso fue muy sencillo. Hice una consulta previa en la que me hicieron un estudio de la viabilidad de poder operarme o no. Me hicieron las pruebas pertinentes y me operé. Fue todo muy fácil. Es rapidísimo. No te das cuenta de nada y ni duele, ni molesta, ni nada.

Dentro de la clínica me trataron muy bien. Fue un trato muy cercano y siempre me sentí muy a gusto. Esa misma semana me quitaron dos muelas del juicio y me operé de miopía. Definitivamente fue mucho más traumático lo de las muelas del juicio que lo otro.
A la mañana siguiente, cuando me desperté y abrí los ojos, veía. Abrí la ventana de mi cuarto y miré a un edificio que está lejos y lo veía todo perfecto y al detalle. Lo primero que pensé es: ¡¡Estoy viendo sin gafas!!

Lo bueno es que me operé en Mallorca y como después me he movido tanto (he tenido que venir a Madrid por trabajo) he podido seguir haciéndome las revisiones aquí y todas me han dado siempre muy buenos resultados.

Está claro que parto con ventaja respecto a otros compañeros que usan gafas. Yo sé de compañeros y compañeras del programa que llevan gafas y cuando se las quitan me confiesan que no ven. Tienen tanta miopía que dejan de ver al público. En concreto, hay una persona que no veía al jurado. Se quitaba las gafas y se las tenía que dar rápidamente para ponérselas para ver quién le estaba hablando del jurado. Eso, en mi caso, no me ha ocurrido porque la operación me ha facilitado las cosas.

Si tuviera a alguien delante que se quiere operar pero no está seguro, le diría que lo hiciera sin pensárselo. Te cambia la vida. Pasa de necesitar algo cada día para poder ver bien a no necesitarlo y tener muchísima libertad.

Más información: www.clinicabaviera.com