Gabriel Albiac habla del libro "La máquina de buscar a Dios" de Blaise Pascal

¿Por qué decide escribir sobre Blaise Pascal?

Gabriel Albiac: "Yo me encuentro en casa en el siglo XVII. Dentro de este siglo Pascal es un caso límite, el del pensador que trata de situar las barreras últimas que te marcan el ámbito del pensar religioso del ámbito del pensar científico. Pascal es uno de los grandes matemáticos del siglo XVII, es el iniciador de lo que han sido las máquinas de cálculo. En un momento determinado Pascal entra en una crisis intelectual filosófica completa y entonces concibe la idea de abandonar toda la actividad científica y dedicarse a hacer lo que, en alguno de las notas que toma llama "la máquina de buscar a Dios", eso que debería haber sido una apología del cristianismo pero que Pascal no llega a realizar porque está muy enfermo y muere dejando un amasijo de notas no elaboradas. Ese amasijo es lo que llamamos los pensamientos, que constituyen uno de los materiales más fascinantes y más complicados de estudiar del siglo XVII. Porque no podemos dejarnos llevar de la fantasía de que estamos jugando con trozos en sí mismos interpretables. La idea de cómo pueda afrontarse la puesta de alguien que considera que en filosofía es preciso apostar por la aniquilación del propio individuo es uno de los momentos más límite y más extraños del pensar de este siglo.

¿Qué debe buscar el lector que vaya a acercarse a su libro?

"Tiene que pensar que se va a enfrentar con uno de los espíritus más seductores, más frágiles y más extraños de su siglo. Pascal se le maravillosamente, es un hombre que escribe con una fluidez extraordinaria, produce la fascinación de lo fragmentario y al mismo tiempo tenemos que tener la enorme cautela de cómo reconstruir esos fragmentos. Se va a encontrar con un personaje fascinante, extraño y que de algún modo nos pone en el umbral de un mundo, que a tres siglos de distancia sigue siendo el nuestro".