La Anciana y sus Semillas

Un hombre tomaba el autobús todos los días a la misma hora. Una anciana subía siempre en la siguiente parada, se sentaba junto a una ventana y abría una pequeña bolsa.

Durante todo el trayecto, iba tirando algo que tomaba de aquella bolsa.

Esto lo hacia todos los días, sin falta. El hombre tenia mucha intriga de lo que hacia la ancianita, ¿qué será lo que tira esa mujer por la ventana? Se preguntaba el hombre.

Así que decidió sentarse junto a la señora para preguntarle:

- Disculpe señora, he notado que todos los días se sube al autobús y tira por la ventana algo que lleva en esa bolsa ¿de qué se trata?

- Son semillas – dijo la anciana.

- ¿Semillas? – preguntó el hombre - ¿semillas de qué?

La anciana lo miró con una sonrisa y contestó:

- Semillas de flores, es que siempre miro por la ventana y veo todo vacío, sin vida. Y me gustaría poder ver flores por el camino ¿no crees que sería lindo?

- Pero esas semillas caerán sobre el asfalto, serán aplastadas por los autos y comidas por las aves ¿usted cree que sus semillas germinarán al lado del camino? – preguntó el hombre.

- Si, estoy segura que, aunque algunas se pierdan, otras lograrán acabar en la cuneta y, con el tiempo, de ellas brotarán bellas flores.

- Pero tardarán mucho en crecer, además, necesitan agua.

- Yo hago lo que puedo, ya vendrán los días de lluvia – dijo sonriendo la anciana.

La anciana continúo arrojando sus semillas. El hombre se bajó en la siguiente parada, pensando que aquella mujer estaba perdiendo el tiempo.

Meses después, el hombre subió al autobús para ir a trabajar, miró por la ventana y notó que el camino estaba lleno de flores. Todo estaba hermoso y colorido, era un placer a la vista.

Recordó a la señora de las semillas, le pareció extraño que no la había visto desde hace días. Tel vez el conductor del autobús sabia algo de ella, así que le preguntó:

- Buen día señor, ¿por casualidad recuerda a la mujer que subía todos los días al autobús y arrojaba semillas por la ventana?

El conductor con cara de tristeza le respondió:

- Siento decirle que ella se ha ido al cielo, señor.

El hombre con tristeza volvió a su asiento y siguió admirando el paisaje.

- Las flores han brotado y el paisaje está hermoso, pero ¿de que le ha servido todo su trabajo, si no ha podido ver su obra? – se preguntó el hombre.

De pronto, escuchó que unos asientos atrás, una niña señalaba y gritaba con emoción:

- ¡Mira papá! ¡Mira todas esas flores!

El hombre se dio cuenta de que aquella anciana tal vez no había logrado ver su trabajo culminado, pero había dejado su legado para futuras generaciones, el fruto de su trabajo ahora podía ser contemplado por otras personas, que sentirían un poco de alegría de camino al trabajo. Alegría que podrían compartir con el resto.

Desde aquel día, el hombre hace su viaje hacia el trabajo con una bolsa de semillas.

Debemos enseñar hoy a las generaciones que vienen los valores que se necesitan para el futuro.

Escrito original por Lili1623
Narración: Liliana Gonzalez

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