El Faro de Mara Torres | Adriana Ozores | 25/05/2022

La vida de Adriana Ozores ha estado muy marcada por la muerte de su padre, José Luis Ozores, pero la herencia que les dejó es inigualable: "Era un niño grande que, consciente de lo poco que iba a durar, siempre quería divertirse y eso nos lo contagió", ha dicho la actriz. El juego era su forma de estar en la vida. Jugaba con Gila y su hermano Mariano durante las madrugadas, lo hacía en sus rodajes, con sus amigos, con sus hijos y, por supuesto, él solo: "Llegó a rechazar un papel protagonista en la película Recluta con niño porque había pedido unos trenes a Alemania y quería estar en casa cuando llegase el paquete para montarlos", nos ha contado.
Su tía abuela Aurelia también tuvo un papel muy importante para la familia. Ella era la encargada de cuidar a los niños cuando sus abuelos se iban de gira teatral, pero no siempre se quedaba en tierra: "Cuando mis abuelos hicieron gira por Estados Unidos, que fueron con 40 personas de la compañía en un barco, la tía dijo que ella también iba. Por las noches montaban timbas de póker, la tía Aurelia se apuntaba, ganaba a todos y sacaba los pasajes de toda la compañía". ¿No habéis pensado hacer un película de vuestra vida?, le ha preguntado Mara Torres. Planes cinematográficos no hay, pero nos ha contado que el año que viene van a celebrar el centenario de su padre con un proyecto fotográfico y documental en la Filmoteca Española.
En cuanto a la trayectoria de Adriana, durante la conversación han hecho una parada muy especial en sus años de trabajo junto a Adolfo Marsillach en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, donde aprendió "rodeada de la excelencia"; también hemos abordado su faceta como docente y nos ha dejado con la miel en los labios al hablarnos de los proyectos que tiene entre manos: la obra de teatro Alma y palabra, la película El comensal, que se estrena en cines el próximo 27 de mayo, y una serie que podría salirle para el año que viene en México.