Sobre las aguas del Caribe panameño flotan más de 300 islas de cuento, con su arena blanca y fina, sus palmeras, sus atardeceres mágicos y su clima tropical. Este archipiélago es parte de la comarca Gunayala. Y aunque a ojos de cualquiera puede parecer que son dueños de un paraíso en la tierra, los residuos y la crisis climática lo están amenazando.
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0) Introducción 00:00.
Visitar la comarca Gunayala es sencillo: solo hay que agarrar un transporte privado hasta el puerto y allí subirse a alguna de las decenas de lanchas que zarpan diariamente hacia el archipiélago. Sin embargo, los gunas concentran la actividad turística en unas pocas islas, mientras la mayor parte de sus comunidades, donde ellos viven realmente, están cerradas a los de fuera.
1) Llegando a isla Tigre 00:43.
Tras un largo trabajo de producción, damos con un grupo de gunas que van a hacer un proyecto en Digir, una de estas comunidades, y nos invitan a acompañarlos. Antes de llegar, nos piden que apaguemos y recojamos las cámaras; ya que para usarlas necesitamos el permiso de los saglas, los líderes espirituales de cada comunidad.
2) Así es isla Digir 02:00.
La isla Digir, Tigre en castellano, es una de las 49 comunidades habitadas de este archipiélago panameño. En un primer paseo sorprende la cantidad de gente y, sobre todo, de niños, que conviven en un espacio no demasiado grande. Todos los edificios son sencillos y diáfanos, fundamental para poder albergar a esas familias tan numerosas. Aquí la situación todavía no es crítica, pero algunas comunidades vecinas ya están planeando trasladarse a tierra firme por las continuas inundaciones que está provocando la subida del nivel del mar.
3) El coral, un aliado contra la subida del mar 03:18.
Un aliado contra los efectos del cambio climático es el arrecife de coral, pero su supervivencia está en peligro por la actividad humana. Conscientes de ello, en Portobelo, muy cerca de la comarca Gunayala, la fundación Reef2Reef trabaja en un innovador proyecto de regeneración de coral.
4) Visitando Portobelo 05:30
Además de tener uno de los fondos marinos más atractivos del país centroamericano, Portobelo es una localidad con gran interés turístico. Desde su fundación a finales del siglo XVI, fue uno de los puertos de referencia de los navegantes españoles hasta el XVIII.
5) Isla Tigre y su problema con los residuos 06:17.
De vuelta a Gunayala, a la degradación del coral y sus consiguientes inundaciones, se le suma otro gran problema ecológico: la basura. Aunque en la propia Digir encuentras pocos desperdicios, los plásticos y otros residuos se acumulan en un mar y en otras islas que actúan como vertedero sin quererlo. Los gunas son conscientes y nos aseguran que hay esfuerzos en esta dirección.
6) La mola, arte textil en la comunidad Gunayala 07:30.
Si algo salta a la vista en cuanto pisas la comarca es la llamativa indumentaria que llevan algunas mujeres gunas. La mola, esta forma de arte textil, está hecha a mano y podría tener más de un siglo y medio de antigüedad.
7) Noga Koppe, una danza tradicional guna 08:20.
Tradicionales también son sus danzas. El Noga Koppe es un baile mixto al compás de la música de flautas y maracas elaborados por ellos mismos. Las mujeres llevan ropa tradicional mientras que los hombres se atavían con un pantalón oscuro, una camisa de un solo color y un sombrero con plumas de ave.
8) El canto del arrullo 09:03.
La maraca es también el instrumento principal del llamado canto del arrullo, una forma de canto tradicional con el que las mujeres no solo tratan de dormir a los niños, sino que también utilizan para transmitir sabiduría, tradición, valores y respeto sobre los conocimientos ancestrales de su pueblo.
9) Comida típica de los gunas 09:36.
Entre canciones y bailes, también hay espacio para la comida, otro ámbito donde la mujer lleva las riendas. Allí asistimos a la preparación del moe, una deliciosa crema de calabaza con pescado y coco rallado. Una elaboración a fuego lento y que lleva bastante trabajo.
10) Reflexión final 10:15.
Tras varios días en isla Tigre, llega el momento de partir, con permiso de la poderosa tormenta que nos agarra de camino. Por suerte, pronto llegamos a la ciudad, protegidos de los caprichos del clima y de las mareas. Los gunas, sin embargo, se quedan viviendo sobre ese mar que siempre les ha dado todo, pero que amenaza con romper el contrato. Ante un futuro incierto, lo único seguro es que allí, o en tierra firme, los gunas seguirán durmiendo en sus hamacas.
Un proyecto en colaboración con @ChapkaSeguros.
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