JESÚS está en la VENTANA

Esta es la historia de dos niños que fueron a pasar las vacaciones en la granja de sus abuelos, el menor de los niños salió solo a jugar con su nueva resortera, colocó unas latas sobre una valla para derribarlas, pero no logró acertarle a ninguna por más que lo intentó. Pensó que lanzar piedras con una resortera no era lo suyo y muy cansado por todos los intentos decidió rendirse finalmente, antes de volver a la casa vio a uno de los gansos de sus abuelos y se le ocurrió que sería muy gracioso lanzarle una piedra para asustarlo, ya había comprobado con las latas que su puntería era muy mala, así que era imposible darle al ganso.

Para su sorpresa, esta vez su puntería no falló, y no solo le dio al ganso, sino que le dio justo en la cabeza y acabó con él al instante.

El niño no podía creer lo que acababa de hacer, sintió mucha tristeza por el pobre animal, él solo quería asustarlo, era algo lamentable, pero no podía contarles a sus abuelos lo que pasó o lo castigarían para siempre, ese ganso era muy querido por sus abuelos.

Pero, lo que el niño no sabía, era que su hermano mayor había visto todo y aprovechó esa oportunidad para chantajear a su pequeño hermano.

Siempre que podía sacar provecho de la situación le recordaba a su hermano lo que le había hecho al ganso.

El niño tuvo que lavar platos, ropa, ayudar con las vacas y todas las tareas que su hermano le ponía por diversión, no tenía mas opción que ceder al chantaje de su hermano. Estaba muy triste, ya no podía soportar más la situación, así que se armó de valor y fue a contarle a su abuelo lo sucedido.

No quería ser castigado, pero ya era suficiente castigo el chantaje de su hermano.

El niño se acercó temeroso a su abuelo y le dijo con un nudo en la garganta:

- Abuelo, tengo que confesar algo.

Su abuelo le preguntó con cariño:

- Dime, hijo, ¿qué pasó?

El niño explicó con timidez:

- Es que en estos días hice algo malo sin querer, mientras jugaba con la resortera golpee accidentalmente a uno de tus gansos, me daba miedo contarte, así que lo oculté todo este tiempo.

Su abuelo lo miro con una sonrisa y le dijo:

- Lo sé, lo supe desde el principio, ese día vi todo lo que hiciste desde la ventana. Te perdono, no debes preocuparte. Solo estaba esperando ver hasta cuando ibas a permitir que tu hermano te hiciera su esclavo.

Eso nos pasa a nosotros, cometemos errores que tememos confesar y el diablo nos chantajea para mantener ese temor, para que no confesemos, para que le temamos a Dios, pero Dios perdona, él ha visto todo y aun así nos perdona.

Así como el abuelo de esta historia, Jesús está en la ventana, observando lo que hacemos. Habla con él, él te perdonará.

Haz el bien, ayuda a quien lo necesites, guía a otros por el buen camino, recuerda que Jesús está en la ventana.

Narración: Liliana Gonzalez

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Música:
Kevin MacLeod (incompetech.com)
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