Cerca de Potes, en el corazón de la comarca de Liébana, escondido en el monte de la Viorna de las estribaciones de los Picos de Europa, se encuentra el Monasterio de Santo Toribio, que fue habitado por monjes benedictinos a lo largo de su historia, y en la actualidad está ocupado desde 1960 por una pequeña comunidad de franciscanos.
Se remonta a la época visigoda, en el siglo VI, pasando a la historia de las artes librarias porque aquí el monje Beato, en el siglo VIII, redactó sus obras, entre las cuales destacan los Comentarios al Apocalipsis de San Juan. En ella, junto a sus textos, incluye ilustraciones y miniaturas. Los 24 códices ilustrados, que han llegado hasta nuestros días, por su temática y técnica son la base para la evolución de la pintura y escultura mozárabe y románica.
En este siglo VIII fue un importante monasterio en la época del Reino de Asturias durante el reinado de Alfonso I, al trasladarse allí la reliquia del "Lignum Crucis", el mayor trozo de la Vera Cruz conocido, que el obispo Toribio de Astorga trajo de su peregrinación a Tierra Santa. En 1512 el papa Julio II otorgó, mediante bula, la celebración del Año Jubilar Lebaniego, con indulgencia plenaria para los años en que el 16 de abril, Santo Toribio, coincida en domingo, extendiéndose la gracia a los siete días siguientes a la fiesta. Para ello se construyó la Puerta del Perdón, que se abre durante el Año Jubilar.
El edificio actual data de 1256, siendo una sucesión de diferentes campañas constructivas a lo largo de los siglos. La construcción, aunque remodelada varias veces, debió de sustituir a otro edificio prerrománico y románico, o de estilo asturiano o mozárabe.
Las arcadas apuntadas del atrio dan acceso al claustro del s. XVII, de estilo herreriano. En la entrada hay un relieve de Jesús Otero, que representa a Beato en su scriptorium. Es una construcción de sencillas formas de planta cuadrangular y cuatro pandas con arcos de medio punto que se apoyan sobre pilares de sección cuadrada, con ventanas de formas sobrias. Actualmente recoge una exposición en forma de miniaturas sobre los Comentarios del Apocalipsis.
En la fachada meridional se encuentran las dos portadas. La más amplia es la principal, en arco apuntado rodeado de arquivoltas apoyadas en capiteles alusivos a los sacramentos. A la derecha está la Puerta del Perdón, que se abre solemnemente en el Jubileo. Tiene una maciza torre de campanas sobre el coro.
La iglesia tiene las directrices del gótico monástico de influencia cisterciense, con claridad de líneas y de espacios y sobriedad decorativa.
Tiene cabecera de tres ábsides poligonales y un cuerpo de tres naves, la central es más ancha y alta que las laterales. Están cubiertas por cuatro tramos de bóvedas de crucería, algunas con nervios de refuerzo.
Su decoración se concentra en los capiteles, los del ábside mayor con decoración de cabezas humanas y de animales, el toro y el oso, que según la leyenda ayudaron a Santo Toribio a su construcción.
En un ábside se venera la imagen de la Virgen de los Angeles, del siglo XVI y en otro la estatua yacente de Santo Toribio, tallada en madera de olmo de Burgos con la policromía original. El ábside central tiene ventanales góticos.
En el hastial occidental, a los pies de la iglesia, se levanta una torre sobre el coro, cubierta con bóveda de crucería.
Al costado occidental de la iglesia gótica se construyó la capilla del Lignum Crucis a principios del siglo XVIII, siguiendo la estética del barroco. Fue su propulsor el inquisidor de Madrid y arzobispo de Santa Fe de Bogotá en Colombia, Francisco Gómez de Otero y Cossío, cuya estatua orante se erige junto al altar.
La capilla tiene planta rectangular, con tres tramos. El central tiene una cúpula, de gran calidad en la labra, sobre pechinas donde se representan a los evangelistas entre decoración de guirnaldas y amorcillos, símbolos que con los signos de la Pasión y motivos heráldicos se repiten en la linterna.
El camarín que protege el "Lignum Crucis" es de 1705. En sus hornacinas presenta diversas esculturas de apóstoles y santos. Según el P. Sandoval, cronista de la orden benedictina, la reliquia es del brazo izquierdo de la Santa Cruz. Está serrado y puesto en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo, e incrustado en una cruz de plata dorada de tradición gótica realizada en 1679. Es la reliquia más grande conservada de la cruz de Cristo.
Junto con Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Caravaca de la Cruz, el monasterio de Santo Toribio tiene el privilegio de celebrar el año jubilar, siendo uno de los grandes centros de peregrinación a lo largo de la historia, y una de las "joyas" de las que Cantabria se siente orgullosa.
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