EL SILENCIO INTERIOR

EL SILENCIO INTERIOR
Una condición para que la vida se desarrolle en plenitud consiste en mantener un equilibrio entre descanso y actividad. San Benito lo resumió en una breve frase: “Reza y trabaja”. Así santa Teresa de Calcuta, a quien hoy recordamos, organizó su vida y la de su congregación de Misioneras de la Caridad.
Cuando, en 1979, la Madre Teresa quiso abrir un convento, en la ciudad de Essen en Alemania, le peguntaron qué iban a hacer sus hermanas en una gran ciudad rica e industrial. Su respuesta fue clara: “Simplemente, estar; eso, lo primero. No hacer otra cosa, como tampoco he hecho yo otra cosa en Nueva York, Roma o Calcuta. Mire, al principio yo creía que tenía que educar. Luego he ido aprendiendo que mi tarea es amar. Y el amor convierte, si se ama de verdad”.
La Madre Teresa, que dedicó su vida a la eucaristía, a los pobres y a los moribundos, sintió como una última misión suya erigir centros de oración precisamente allí donde la fe viva amenazaba con desmoronarse. Esto sucede sobre todo en las grandes ciudades. Ella no solo conocía el peligro que corre el equilibrio interior de la persona, sabía también de las fuerzas destructoras que en el mundo buscan prevalecer para llevar al desastre todo cuanto es bueno.
La Madre Teresa, como todos los consagrados, saben que, mediante su amor mutuo y su amor a Dios y a los pobres, contribuyen a disminuir este peligroso desequilibrio. Cada uno de nosotros puede, en el ambiente donde vive, apoyar esta importante tarea. Cada uno lleva en su alma un lugar solitario de paz, un lugar interior en el que Dios reside o desearía residir.
¿Cómo puedo yo entrar en ese espacio de paz y de silencio, que deseo para mí y para mi vida? ¿Cómo experimentar la serenidad y comunicársela a otros?
El camino no es fácil; pero comienza por poner paz en tu interior y silencio en medio de toda la actividad que realizas. Para ello, aunque sea sólo unos segundos, interrumpe lo que estás haciendo. Sé consciente que Dios está dentro de ti y te ama. Luego reanuda tu trabajo. Esos momentos encierran en sí mismos la quietud y la paz que necesitas.