Creer en las obras de Cristo

Creer en las obras de Cristo

Hoy les traigo un mensaje de profundo significado que se basa en las palabras de Jesús en Juan 14:11: “Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y el Padre en mí; o al menos crean por las obras mismas”.

En este momento de revelación divina, nuestro Salvador nos invita a una comprensión más profunda de la relación entre Él y el Padre. No solo está reclamando un título, sino que revela la esencia de la unidad divina. Cuando contemplamos estas palabras, descubrimos que nos llaman a creer, no solo con certeza intelectual, sino con una fe que transforma, una fe que enciende nuestras almas.

Jesús reconoce nuestra inclinación humana a dudar y a buscar evidencia tangible. “Créanme”, nos insta, recordándonos la autoridad y autenticidad de Su voz. No está pidiendo una fe ciega; En cambio, nos invita a comprometernos con la realidad de Su existencia, Su divinidad y la verdad de la presencia del Padre en Él.

Y luego dice: “o al menos creer en la evidencia de las obras mismas”. ¡Ah, qué invitación tan convincente! Las obras de Cristo hablan por sí solas. Son los milagros, las curaciones, la compasión que se extendió a todos los que se cruzaron en Su camino. Cada toque sanador, cada enseñanza que trajo luz a la oscuridad, no son actos al azar, son un derramamiento de la naturaleza divina que comparte con el Padre. Cada acto de amor y gracia da testimonio de la verdad de quién es Él.

Cuando Jesús nos llama a creer en Él y en las obras que ha hecho, nos da poder para manifestar esa creencia en nuestras vidas. Como Sus seguidores, también nosotros estamos llamados a ser vasos de Su amor, conductos de Su gracia. Así como Él fue enviado por el Padre, también nosotros somos enviados para ser Sus manos y Sus pies en este mundo.

En estos tiempos en los que la lucha y la duda pueden nublar nuestra visión, recordemos que nuestra fe no está en lo que vemos, sino en a quién conocemos. Confiemos en la realidad de que Jesús está vivo y trabajando en nosotros y a través de nosotros, incluso hoy. Su Espíritu reside en cada uno de nosotros, dándonos poder para continuar la obra que Él comenzó.

Y amigos, mientras miramos hacia el futuro, abracemos esta verdad: las obras de Jesús no se limitan a las páginas de las Escrituras; continúan hoy en nuestros corazones y vidas. Cada vez que elegimos el amor en lugar del odio, la bondad en lugar de la indiferencia, la esperanza en lugar de la desesperación, somos testimonios vivos de Sus obras entre nosotros. Nuestra fe está viva, es accionable y poderosa para generar cambio, sanación y restauración en un mundo que lo necesita desesperadamente.

Abracemos la verdad eterna: pertenecemos a un Dios que está activamente comprometido, persiguiéndonos incansablemente con un amor que es inquebrantable e inquebrantable.

A medida que avanzamos, recordemos la invitación de Jesús a no solo creer en Él, sino a confiar en que las obras que hacemos en Su nombre son un reflejo de Su propio ser.

Oración del día:

Padre Celestial,

Gracias por el regalo de Tu Hijo, Jesucristo. Gracias por revelarnos Tu corazón en las obras que Él ha hecho. Señor, ayúdanos a creer profundamente, a confiar sin reservas y a actuar según nuestra fe de maneras que reflejen Tu amor y Tu gracia. Que Tu Espíritu nos fortalezca para continuar las obras de Cristo en nuestras comunidades, trayendo esperanza, sanación y verdad a quienes nos rodean. Mientras caminamos de la mano contigo hoy, guía nuestros pasos y abre nuestros ojos para ver las oportunidades de servir y amar. En el nombre de Jesús, oramos. Amén.

Afirmación basada en Juan 14:11:

Hoy, afirmo que creo en Jesucristo, que está en el Padre y el Padre está en Él. Confío en la evidencia de Sus obras en mi vida y en el mundo que me rodea. Soy un instrumento de Su amor, fortalecido por Su Espíritu para llevar esperanza y sanación adondequiera que vaya. Camino con confianza, sabiendo que mi fe tiene el poder de cambiar vidas, incluida la mía.