ENTRE PATA Y TAPA Eliseo y la sunaminta

Eliseo era un profeta del Antiguo Testamento que vivió durante el reinado de los reyes de Israel. En una ocasión, mientras pasaba por la ciudad de Sunám, fue invitado por una mujer adinerada y respetada, conocida como la sunamita, a quedarse en su casa.

La sunamita y su esposo prepararon una habitación especial para que Eliseo se alojara cómodamente cada vez que pasara por allí. Eliseo, agradecido por la hospitalidad, quiso retribuirles de alguna manera. Entonces, le preguntó a la sunamita si había algo que pudiera hacer por ella.

La sunamita respondió que no necesitaba nada, pues tenía todo lo que necesitaba. Sin embargo, Eliseo insistió y, con ayuda de su sirviente Giezi, descubrió que la sunamita no tenía hijos. Así que Eliseo le profetizó que tendría un hijo al año siguiente.

Y así sucedió. La sunamita dio a luz a un niño, el cual creció sano y fuerte. Pero un día, cuando el niño era ya mayor, sufrió una enfermedad que lo llevó a la muerte.

Desesperada, la sunamita acudió a Eliseo y le imploró que hiciera algo. Eliseo fue a la casa, oró y se tendió sobre el niño, y milagrosamente, el niño revivió.

La sunamita quedó profundamente agradecida por el don que Dios le había dado a través de Eliseo. Esta historia destaca la hospitalidad y fe de la sunamita, así como el poder de Dios obrando a través del profeta Eliseo para bendecir a quienes lo recibían con un corazón abierto.