VENDEDORA DE FLORES SE ACERCÓ A UN MILLONARIO Y LE DIJO QUE NO CERRARA EL NEGOCIO EN UNA REUNIÓN...

Описание к видео VENDEDORA DE FLORES SE ACERCÓ A UN MILLONARIO Y LE DIJO QUE NO CERRARA EL NEGOCIO EN UNA REUNIÓN...

UNA VENDEDORA SE ACERCÓ A UN MILLONARIO Y LE DIJO QUE NO CERRARA EL NEGOCIO... A LA MAÑANA...

El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte cuando Rosalía ya estaba en camino al mercado. El olor fresco de las flores que llevaba en su canasta se mezclaba con el aroma del pan recién salido del horno de las panaderías locales, creando una combinación que llenaba el aire con una sensación de inicio de un nuevo día. Las calles, aún medio dormidas, empezaban a cobrar vida con los primeros vendedores abriendo sus puestos, y Rosalía ocupaba su lugar habitual en la esquina más concurrida del mercado, donde el movimiento de personas prometía buenas ventas. La joven, con sus ojos marrones que reflejaban la serenidad de quien conoce bien las luchas de la vida, tenía una belleza sencilla y genuina. Su sonrisa, aunque discreta, era acogedora, y muchos de sus clientes habituales regresaban no solo por las flores, sino también por la manera cálida en que los atendía. Las flores, que ella misma cultivaba en su pequeño jardín en el patio trasero de su casa, siempre estaban frescas y bien cuidadas, lo que las hacía populares entre los visitantes del mercado. Pero ese día, algo parecía diferente. Desde que salió de casa, Rosalía sentía un nudo en el pecho, una inquietud que no podía explicar. Era como si una sombra se cerniera sobre el día soleado, trayendo consigo un presentimiento extraño, casi palpable. Intentó concentrarse en las ventas, pero sus pensamientos seguían regresando a su madre, quien llevaba meses en cama, luchando contra una enfermedad que parecía no tener cura.

La salud de su madre era una preocupación constante para Rosalía, quien hacía todo lo posible para proporcionar algún alivio a la mujer que la había criado sola, con tanto esfuerzo y amor. Mientras acomodaba las flores en pequeños ramos, sus manos callosas se movían con destreza, pero su mente estaba distante, centrada en la imagen de su madre. La venta de flores era la única fuente de ingresos que tenían, y a pesar de todo el trabajo arduo, el dinero apenas alcanzaba para cubrir los medicamentos. Rosalía sabía que necesitaba vender mucho más ese día, pero el flujo de personas en el mercado no era tan grande como de costumbre, y eso solo aumentaba su angustia. Sin embargo, había algo más que molestaba a Rosalía ese día. Al levantar la vista, vio a lo lejos a un hombre que se destacaba en la multitud. Era alto, de apariencia distinguida, vestía un traje oscuro que contrastaba con el ambiente sencillo del mercado. Al acercarse, lo reconoció como Alejandro Mendonza, un empresario renombrado, cuya fortuna e influencia eran ampliamente conocidas en la ciudad. Parecía absorto en sus pensamientos, apenas notando a las personas a su alrededor, mientras caminaba hacia la plaza central, donde planeaba encontrarse con su socio para una reunión decisiva.

Комментарии

Информация по комментариям в разработке