Número 1: El que te hizo daño sufrirá más que tú
No te angusties por quienes te han herido, usado o hecho sufrir. A menudo, es difícil comprender por qué alguien nos trata mal, especialmente cuando creemos haber dado lo mejor de nosotros. Sin embargo, es importante recordar que en la vida, esas acciones siempre tienen consecuencias. No importa cuándo ni cómo, pero todo vuelve. Las malas acciones siempre regresan y afectan a quienes las cometieron.
Algunas personas creen que ganaron al lastimarte y puede que tú también sientas que perdiste en esa situación. Es natural sentir dolor, tristeza y, a veces, una sensación de injusticia. Pero no es así. Con el tiempo, se revela quién realmente ganó. El verdadero triunfador es quien inicialmente sufrió, ya que la vida recompensa a cada uno según sus merecimientos. Si alguna vez te hicieron sufrir, tu destino será ser feliz. La felicidad es una promesa que la vida te guarda por haber soportado el sufrimiento con dignidad y resiliencia.
Para aquellos que te lastimaron, les espera un destino diferente. Ellos sufrirán incluso más que tú porque tarde o temprano cosecharán lo que sembraron. Esto no es un deseo de venganza, sino una realidad de la justicia natural del universo. Las circunstancias cambian y, además, nadie puede ser feliz si ha lastimado a otros. La conciencia y el remordimiento eventualmente los alcanzarán, recordándoles sus errores y las heridas que causaron.
Como se dice, la maldad siempre regresa al remitente. Por eso, no debes preocuparte por esas personas; con sus acciones están construyendo su propio destino y, con el tiempo, se destruirán solas. Vivir con rencor solo prolonga tu sufrimiento. Es mejor dejar ir, sanar y enfocarte en tu propia felicidad y crecimiento.
En lugar de guardar rencor, recuerda que todo en la vida vuelve. Las malas acciones llevan consigo una energía negativa que eventualmente encuentra su camino de regreso a quienes las generaron. A veces, el tiempo puede parecer lento y la justicia tardía, pero es segura. La vida tiene una manera de equilibrar las cosas, de asegurarse de que cada uno reciba lo que merece.
Cuando te encuentres en momentos difíciles, recuerda que el dolor que sientes ahora es temporal. La vida te tiene reservado un futuro más brillante porque has enfrentado tus desafíos con valentía. Aquellos que te hicieron daño no pueden escapar de las consecuencias de sus acciones. La justicia universal se encargará de que reciban lo que merecen.
Número 2: El que no te valora luego te extrañará
En la vida, siempre hay personas que son muy importantes para ti. Les das todo lo que puedes, siempre estás presente y te preocupas por su bienestar. Sin embargo, esas personas a menudo no valoran ni aprecian lo que eres ni lo que das. Todos los que han pasado por esta situación saben cuánto duele. No importa cuánto demuestres tu cariño, esa persona no lo nota o simplemente no quiere notarlo. Es triste cuando alguien a quien amas te hace daño, y estar en un lugar donde no te valoran es profundamente doloroso.
Aunque no es lo que deseas, decides alejarte para no sufrir más, para evitar que esa persona siga llenando tu vida de tristeza con su indiferencia. Optas por valorarte a ti mismo y tomas la difícil decisión de alejarte. Luego, sorprendentemente, esa persona te busca mucho tiempo después, justo cuando empezabas a ser feliz de nuevo. Regresa pidiendo perdón porque se ha arrepentido y ha comprendido que lo que tú le dabas, nadie más puede dárselo.
Pero muchas veces, cuando una persona se arrepiente, ya es demasiado tarde. Ya la has superado, has aprendido a ser feliz sin ella. Es en ese momento cuando entendemos que quienes nos causaron daño son los que al final más nos necesitan. No fuiste tú quien soltó la mano de esa persona, sino que ella te soltó a ti.
La vida es así, a veces nos pone en situaciones donde damos todo por alguien que no nos valora. El dolor de no ser apreciado puede ser inmenso, pero es también una lección de vida. Aprendemos a valorarnos más a nosotros mismos, a reconocer nuestro propio valor y a no depender de la validación de otros. Y aunque pueda ser difícil y doloroso, la decisión de alejarse es a menudo necesaria para nuestro propio bienestar.
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*Fuente: Belifers
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