Beethoven. Sonata nº 31. Moderato cantabile - El sentido de la vida en la Tierra es lo Pasional.

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Obra completa:    • Beethoven - Sonata No. 31 | grand pia...  
Interpreta Juan de San Grial y Teo Leonov
Articulo completo: https://juangrial.com/2024/05/21/beet...

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Beethoven visitaba las islas de Solovkí junto a la Madre Divina y hacía sonar sus adagios. ¿Qué mensaje transmiten? Que lo pasional es el sentido de la encarnación en la Tierra. No evites el sufrimiento, la soledad, la inadecuación, el desierto, el menoscabo, el abandono, la traición, los estados en los que no te sientes correspondido ni puedes expresarte bien... ¡No lo evites!

—¿Cómo no evitarlo? Pero entonces, ¡¿dónde está el amor?! ¿Acaso no vine para conocer “un amor superior al que está en los cielos”? ¿Es que Dios me ha engañado? ¿Cómo puede ser compatible su amor paternal con la injusticia indignante? ¿Cómo puede admitir el Padre que sus hijos pasen sufrimientos insoportables? ¡Rechazo a un Padre así!

—Espera —dice la Sabiduría por la boca de Beethoven—. Para entrar en el Amor Más Allá de los Límites, hay que pasar el Pasional: ser privado de lo que es más querido (prójimos, esperanzas, expectativas personales, talentos, la vida)... El hombre es privado de sí mismo. Pero la vida no termina con esto.

—¡No-no-no! ¿Qué sentido tiene? ¿Cómo he acabado en Solovkí? Aquí no hay más que mal. ¡Qué injusticia tan indignante! ¿Por qué? Que yo sepa, no soy culpable de nada..
—Sí, —dice Sofía Pronoia—, tú no tienes la culpa de encontrarte en Solovkí y de morir en tres meses como el último preso. Y cuando dejen tu cuerpo desnudo sobre la carreta, antes de llevarlo al cementerio, romperán tu calavera con un hacha para asegurarse de que has muerto de verdad. —No entiendo nada, —el hombre levanta sus brazos... y después de una profundísima crisis, anegado en lágrimas, escucha la música.

Suena desde allí, desde lo profundo del sufrimiento humano más elevado que conoció Beethoven, el gran cristo musical. Su sordera y su soledad fueron su forma de compartir la cruz omnihumana. Y, paradójicamente, derramó el consolaméntum musical, el consuelo a través de la música del adagio ma non troppo de la Sonata n.º 31. Solo esta música es suficiente para concebir el sentido de la existencia.

En Solovkí, en medio de un sufrimiento más allá de los límites que ningún hombre puede soportar por naturaleza, ¡se revela el amor más allá de los límites!

Beethoven está cerca del lecho mortal de cada alma que abandona este mundo explicándole que la muerte es el resultado de la vida, la acumulación del amor superior.
La muerte es un sumatorio. En ese momento no se hace un simple resumen formal de la vida (quedándose dentro de los marcos del juicio judeocristiano o del karma hindú). En el momento del Tránsito, el alma experimenta el derramamiento de una gracia más allá de los límites y la revelación más elevada sobre el sentido de la encarnación en la Tierra.
Sobre todo en los primeros días y horas post mortem (según el tiempo terrenal), muchas almas pasan cuentas a la Sabiduría en su experiencia de ultratumba. “¿Por qué me has enviado al mundo si he sido abortado en el útero de mi madre, si he perecido en una catástrofe, si me he podrido en un gulag? ¿Qué sentido tiene todo esto?”.

A los sufrientes les hacen pasar a través de la Sala de la Consagración a la Omnimisericordiosa. Contemplan los derramamientos oceánicos infinitos del amor, y sus cruces personales se pierden literalmente como si fueran pequeñitas cruces de madera en la superficie del océano mundial...

Las almas están estremecidas. Aquellos que antes pasaban cuentas ahora dicen: “¡Sí, sí, sí! Tenía que ser así. ¡Ahora damos nuestro consentimiento para llevar una cruz aún mayor, pasar sufrimientos aún mayores, si estas beatitudes son la recompensa por ello!...”.

Solo el que ha pasado la muerte y la ha vencido puede escribir una música así. Solo el que ha pasado la muerte y la ha vencido puede interpretarla.

El adagio ma non troppo de la Sonata n.º 31 es un tratado que supera a todos los tratados filosóficos, religiosos, teológicos y divinamente revelados que tratan sobre la vida y la muerte, así como a la Sexta sinfonía de Tchaikovsky, la Sonata Claro de luna y todo lo que Beethoven escribió anteriormente. Supera a cualquier música de este mundo. ¡Es el réquiem de la civilización 84!

Lo inapreciable de esta música consiste en la consagración como un misterio tan grandioso que no puede ser expresado con palabras.

Beethoven, absolutamente sordo, no vive en este mundo, declara su amor. Sí, la cruz que Dios le dio le quitó todo. Escribe su música sin escucharla —aunque también la escucha—, vive sin vivir... ¡Y en su corazón no hay nada además del amor!

#minnesang

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