Скачать или смотреть HUGO CHÁVEZ es responsable del retorno al poder de Daniel Ortega

Daniel Ortega ha convertido la figura de Hugo Chávez en un ícono casi religioso dentro de su narrativa política. Lo llama “mártir bolivariano” y “profeta revolucionario”, pero detrás de esa devoción hay intereses concretos: petróleo, dinero y poder.

En 2007, Ortega regresó al poder con el respaldo de Chávez, quien abrió las puertas de Petrocaribe a Nicaragua. Este acuerdo le permitió recibir petróleo venezolano en condiciones sumamente favorables. Sin embargo, las ganancias de su venta en el mercado interno no ingresaban al presupuesto estatal, sino que se administraban como un negocio privado por allegados al mandatario. Estos fondos, que sumaron miles de millones de dólares, financiaron programas sociales, propaganda política, empresas familiares y la maquinaria electoral sandinista.

La relación entre ambos líderes iba más allá de la retórica revolucionaria: se protegían mutuamente en el escenario internacional y se apoyaban para perpetuarse en el poder. Tras la muerte de Chávez en 2013, Ortega lo elevó a un estatus casi sagrado, integrando su imagen en murales, monumentos y actos oficiales, usándolo como símbolo para heredar legitimidad y capital político.

Pero la crisis venezolana a partir de 2015 frenó el flujo de petróleo y recursos. Ortega, sin el soporte económico del chavismo, empezó a recortar programas sociales, debilitando su base de apoyo. La ruptura del modelo quedó expuesta en abril de 2018, cuando una rebelión ciudadana respondió a las reformas impopulares con protestas masivas que fueron reprimidas violentamente.

La historia revela que la santificación de Chávez no es devoción pura, sino estrategia para encubrir una alianza de poder hoy desgastada.