EVANGELIO DEL DOMINGO 31º DEL TIEMPO ORDINARIO, 3 NOVIEMBRE 2024-CICLO B: Mc 12, 28-34: «PÁSENLE A LAS REBAJITAS». Cuando tú vas al "mercado de las pulgas", como la gente le llama, la única frase que siempre escuchas es ésa: "Pásele, que estoy de rebajas". A todos nos gustan las rebajas, y a las amas de casa mucho, pues tienen que administrar bien su casa. Vivimos pendientes de la revista, de la televisión, de la radio que nos dicen los lugares donde las cosas están más baratas. El Evangelio de hoy también nos habla de rebajas y es Jesús mismo que nos dice: "PÁSENLE A LAS REBAJITAS".
JESÚS ESTÁ DE REBAJAS. Jesús es un Gran Maestro y todos aprovechan para cuestionarlo: los Fariseos, los Saduceos, los Sacerdotes, los Ancianos, como hemos visto los días anteriores. Se acercó uno de los Escribas para preguntarle a Jesús cuál era el primero de todos los mandamientos, como queriendo pedirle una rebajita y Jesús se la hace. Así que estemos atentos a la respuesta, nosotros que a veces decimos que Dios nos tiene una lista interminable de obligaciones. Para que veas que no es lo que tú piensas, que no es lo que tú inventas que la Iglesia dice. Jesús dice que el primero de los mandamientos es: "El señor es nuestro Dios, es el único. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. Y el segundo: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". De 10 mandamientos que eran, Jesús nos hace la rebaja a dos. Y además nos dice por qué. Porque Dios es el único Señor, no hay otro. Cuando tú quieres servir a dos señores, empiezas a vivir dividido. Ya, tu amor no es auténtico al vivir dividido. Esto vale para el matrimonio también, porque la relación con Dios es como una relación conyugal. ¡A mí me maravilla cómo Jesús va llenando nuestro corazón cuando nos entregamos a Él! El alma que vive entregada totalmente a Dios, como su único Señor, esa alma disfruta. No se puede servir a dos señores. Y no se trata de hacer cosas extraordinarias. Simplemente hacer lo ordinario de manera perfecta con todas las fuerzas, mente, alma y corazón. Y Jesús dice también la segunda rebaja, citando el segundo mandamiento: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Y después cierra la conversación con el broche de oro: no hay ningún mandamiento mayor que estos.
PERO NO ES TAN FÁCIL. No es tan fácil amar al prójimo, dicen algunos. ¡Es verdad que no es tan fácil! Pero sí lo es. Jesús, aún con rebajitas, no nos pone las cosas como imposibles. Es fácil cuando vives lo primero. Cuando todo tu corazón, toda tu alma, toda tu mente, todas tus fuerzas están unidas para entregarte al Señor. Y entregarte a Dios es lo mismo que entregarte al prójimo. No haces distinciones. Lo contrario sería una mentira. Jesús nos hace esta rebajita, para simplificar nuestra vida: Amor a Dios y al prójimo es lo mismo. El Escriba se sintió agradecido ante tal rebajita de Jesús.
EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO COMO MAYOR SACRIFICIO. El Escriba entendió algo bien importante: "No es necesario andar haciendo sacrificios", y se sintió agradecido con Jesús por decirle que el mayor holocausto y sacrificio es la caridad. El que no vive la caridad de palabra con la crítica, está acabando con la fama y la reputación y no estamos viviendo lo que Jesucristo nos dice. Jesús nos hace rebajitas, pero no es tan fácil vivir. Pero Jesús viene y nos ayuda, Él está con nosotros. Jesús no ha venido para condenar, sino para salvar, no ha venido más que para rescatar a la oveja perdida. ¡Hermoso el mensaje de amor que Jesús nos da!
NO ESTÁS LEJOS DEL REINO. Y después finalmente, cuando ya la rebajita se la hizo a este Escriba y nos la hace a nosotros, y hemos entendido que esto es lo más importante: amar a Dios y amar al prójimo, y lo hemos captado... Jesús nos dice: "Si esto vives, no estás lejos del Reino de Dios". Si amas a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo, no estás lejos del Reino de Dios. Y con todo respeto me atrevo a decir que amar a Dios y al prójimo de esta manera es ya estar viviendo el Reino de Dios, el cielo por adelantado. Si esto haces, estás sirviendo a un único Dios, razón única por la que amamos a Dios y al prójimo: verdadera rebajita. ¡Qué buena onda la de Dios! ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C.
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