San Juan de la Cruz |Escritor místico y religioso

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Juan de Yepes Álvarez, más conocido como San Juan de la Cruz, nació en Fontiveros, en la provincia española de Ávila, en el año de 1542.

San Juan era hijo de conversos. Su padre tenía por oficio el de tejedor, pero murió cuando él tenía solo cuatro años, por lo que dejó a su madre en una situación de extrema pobreza que marcaría de una forma significativa la vida del futuro fraile.

Juan asistió al Colegio de Niños de la Doctrina, que era una institución que trataba que socorrer a los niños pobres, evitando que estuvieran mendigando en la calle y le ofrecía una educación primaria básica a cambio de que realizaran ciertas prestaciones sociales para la Iglesia. Luego, entró en el colegio de los jesuitas de Medina del Campo, actividad que compaginaba con la prestación de servicios en el Hospital de Medina de dicha villa.

Con los jesuitas se formaría en latín, gramática y retórica, obteniendo una gran formación humanística para la época.

1563 es una fecha muy importante en su vida, pues entra en la orden de los Carmelitas, cambiàndose el nombre por el de Fray Juan de San Matías. Tras pasar el año de noviciado, se traslada a Salamanca para estudiar el bachillerato en artes y luego se matricula en la Universidad de Salamanca para hacer teología, teniendo entre sus profesores a Fray Luis de León, pero nunca llega a terminar la carrera.

En 1567 es ordenado sacerdote y entra en relación con Teresa de Cepeda, a la postre Santa Teresa de Jesús, que está llevando a cabo su reforma de los Carmelitas descalzos. Junto a Teresa se embarca en un periplo por toda la Península de reforma de expansión de la orden de los Carmelitas Descalzos y funda su versión masculina, siguiendo los preceptos primitivos de sencillez de san Alberto.

La osadía de la reforma llevará, durante la década de 1570, a San Juan a la cárcel en varias ocasiones, donde parece ser que compuso buena parte de su obra poética. San Juan, lejos de retractarse se afirmó en su postura y llegó a fugarse de prisión. Finalmente, en 1580, el Carmelo Descalzo se erige en Provincia exenta y en 1588 es reconocida como Orden. No obstante, San Juan seguirá manteniendo polémicas doctrinales con los carmelitas, siendo destituido en 1590 de todos los cargos que ostentaba.

En 1591, San Juan de la Cruz muere en la localidad andaluza de Úbeda, siendo sus restos trasladados después a Segovia. En 1726 fue declarado Santo por Benedicto XIII.

Pero, ¿por qué ha pasado Juan de Yepes a la Historia de la Literatura?
A pesar de que su obra es muy breve, en torno a unos mil versos en una veintena de poemas, su lírica representa el punto más elevado de lo que se ha llamado poesía mística.

La mística se fundamenta en la realización de un camino de perfeccionamiento del espíritu hasta alcanzar el goce celestial. Este camino tiene tres vías.En la primera, purgativa, el ser humano renuncia a las pasiones humanas y a lo terrenal y se purifica. En la segunda vía, la iluminativa, el alma es alumbrada por un saber divino y conoce la perfección de Cristo. En la tercera vía, la unitiva, el alma se une en éxtasis divino con Dios.


Podemos dividir la obra de San Juan en poemas menores y mayores. Los poemas menores serían los romances, los cantares y las glosas, de temática religiosa como la Trinidad o amor a lo divino.

Por ejemplo, así dicen los versos de esta glosa:

Hace tal obra el amor
después que le conocí,
que, si hay bien o mal en mí,
todo lo hace de un sabor,
y al alma transforma en sí;
y así, en su llama sabrosa,
la cual en mí estoy sintiendo,
apriesa, sin quedar cosa,
todo me voy consumiendo.

Los poemas mayores serían Noche Oscura del Alma, Cántico Espiritual y Llama de amor viva.

En Cántico espiritual, escrito en liras, el alma, representada por la esposa, emprende la búsqueda del amado, que es Dios, a través de una naturaleza idealizada. Después de una ardua búsqueda, el alma consigue encontrar a Dios y unirse con èl, completando lo que sería la vía unitiva de la mística.

Así comienza:
¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero:
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Noche Oscura del alma emplea también la lira como estrofa compositiva y refleja las tres vías de la mística. En este poema de carácter alegórico, encontramos que el alma, identificado con la amada, abandona en la oscuridad de la noche su casa, que se corresponde con su cuerpo físico, para salir al encuentro con el amado, que es Dios, y unirse en éxtasis con él, como se aprecian en estos versos: