La Encarnación es un misterio único en el cristianismo [Estudio sobre la Encarnación, 01 de 12]

La Encarnación es un misterio único en el cristianismo. En otras religiones, los dioses son idealizaciones de características humanas, pero en el cristianismo, Dios mismo se hizo hombre.

Sabemos que la respuesta a la pregunta "¿Por qué Dios se hizo hombre?" es el amor. Sin embargo, esta respuesta puede ser engañosa si no se explica. El amor de Dios expresado en la Encarnación es un amor cercano e implica el cuerpo.

La Encarnación nos lleva a dos palabras importantes: cercanía y corporalidad. La cercanía es evidente en el nacimiento de Jesús, un bebé que despierta en nosotros el deseo de abrazarlo y acercarlo a nuestro corazón. La corporalidad es también esencial, ya que el amor de Dios se expresa a través de un cuerpo humano.

El pecado nos aleja de Dios y nos lleva a rechazar nuestro cuerpo. El pecado nos hace sentir a Dios ausente y también nos lleva a querer que Dios esté ausente. Esto se ve reflejado en la historia de Adán y Eva, quienes después de pecar huyen de la presencia de Dios. El pecado también nos lleva a rechazar nuestro cuerpo, ya sea por exceso de complacencia o por rechazo.

La Encarnación es el misterio de Dios que se hace cercano a nosotros asumiendo un cuerpo humano. La Encarnación es el antídoto al pecado, ya que nos reconcilia con Dios y nos permite recuperar una relación sana con nuestro cuerpo.

El orador explica que la Encarnación se puede apreciar mejor si tomamos en cuenta los contrarios de la cercanía y la corporalidad. El contrario de la cercanía es la distancia, y el contrario de la corporalidad santa es la sensualidad desbocada o el rechazo al cuerpo.

La Encarnación nos trae cercanía a Dios, ya que nos muestra que Dios está con nosotros y que nos ama. La Encarnación también nos trae una relación sana con nuestro cuerpo, ya que nos muestra que nuestro cuerpo es bueno y que es una expresión de la imagen de Dios en nosotros.

La Encarnación es el misterio de Dios que se hace cercano a nosotros asumiendo un cuerpo humano. La Encarnación nos reconcilia con Dios y nos permite recuperar una relación sana con nuestro cuerpo.

Sentir a Dios distante o tener una relación incorrecta con el cuerpo son signos del pecado. El pecado nos aleja de Dios y nos lleva a rechazar nuestro cuerpo.

Hay cinco motivos por los que podemos sentir a Dios distante:

1. Negarlo: Esto es la forma más extrema de distancia. Cuando negamos la existencia de Dios, estamos diciendo que no hay nadie que nos ame y nos cuide.

2. Mirarlo como una mente lejana: Esto es como ver a Dios como un arquitecto que diseñó el mundo y luego se fue.

3. Pensarlo como un moralista implacable: Esto es como ver a Dios como un juez que nos está vigilando y esperando que cometamos un error. Cuando vemos a Dios de esta manera, es difícil sentirnos amados y aceptados por él.

4. Pensarlo como el genio frío de las leyes de la naturaleza: Esto es como ver a Dios como una fuerza impersonal que no se preocupa por nosotros.

5. Sentir que no le importamos a Dios: Esto es como sentir que Dios no se interesa por nosotros ni por nuestras vidas. Cuando sentimos esto, es difícil sentirnos amados y aceptados por él.

La Encarnación es la respuesta a todos estos motivos de distancia: nos muestra que Dios es cercano, amoroso y aceptante.

Luego el orador explica que las personas pueden sentir a Dios distante por varias razones. Estas razones pueden estar relacionadas con la autoestima, la percepción del pecado o la propia idea de felicidad.

1. Sentirse insignificantes o poco importantes

Esto puede deberse a factores como la baja autoestima, la depresión o el aislamiento social.

2. Sentirse muy pecadores

Las personas que se sienten muy pecadoras pueden sentir que Dios está enfadado con ellas o que no las perdona. Esto puede deberse a pecados graves que han cometido o a una percepción distorsionada del pecado.

3. Sentir que el camino de Dios es demasiado exigente o complicado

Esto puede deberse a una falta de comprensión de la fe cristiana o a una tendencia al perfeccionismo.

4. Sentir que su idea de felicidad no corresponde con la voluntad de Dios

Esto puede deberse a una falta de conocimiento de la voluntad de Dios o a una resistencia al cambio.

La Encarnación de Cristo

La Encarnación de Cristo nos muestra que Dios es cercano, amoroso y aceptante. Jesús, el Hijo de Dios, se hizo hombre para compartir nuestra humanidad y para redimirnos de nuestros pecados.

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