Robert Lustig: Diferencia entre felicidad y placer, entre serotonina y dopamina

Описание к видео Robert Lustig: Diferencia entre felicidad y placer, entre serotonina y dopamina

Qué subidón. Meses ahorrando y por fin es suyo. Menos dar masajes en los pies, hace de todo. Y ya puede, con el dineral que ha costado. Pero ahí está, tan elegante, tan nuevecito. El smartphone último modelo. O el coche. O el abrigo. El caprichazo. La sensación de felicidad es inenarrable. Le embarga, le llena. Pero, ¿es felicidad? Los expertos afirman que no. Que eso que usted siente es placer, y que el placer es efímero. Porque, en nada, lanzarán una versión mejorada de su móvil, un modelo más completo de su coche o se topará con un abrigo más bonito en cualquier escaparate, devolviéndole a la casilla de salida. Y, por si fuera poco, empezará a no saber lo que es la verdadera felicidad.

Y ambos estados están determinados por las hormonas; la dopamina, el neurotransmisor que desencadena en el cerebro las sensaciones de euforia y recompensa, es el motor del placer, mientras que la serotonina, relacionada con la calma y la satisfacción, es la responsable de la sensación de felicidad. Pero y ahora viene el problema la dopamina suprime a la serotonina o, dicho de otra forma, la búsqueda del placer por el placer nos aleja de la auténtica felicidad.

El experto en salud y bienestar americano Robert Lustig tiene una propuesta para reencauzar y ordenar la dicotomía placer-felicidad. En su libro The Hacking Of The American Mind -algo así como El pirateo de la mentalidad estadounidense-, el científico ha investigado la dependencia a la dopamina y al hedonismo y plantea un camino alternativo para abandonar la búsqueda de la felicidad a través de acciones que, realmente, sabotean las posibilidades de alcanzarla. Y lo hace estableciendo un plan en torno a cuatro C: conectar, contribuir, cuidarse y cocinar.

En primer lugar, anima a entrar en conexión con el mundo, pero de verdad. Nada de consultar Facebook compulsivamente para estar al día de las vidas de personas que no nos importan ni de inundar el WhatsApp con simpáticas pelotitas de color amarillo y aspecto exultante. Para conectarnos realmente, Lustig aboga por las relaciones personales, cara a cara y, como refuerza Rosana Pereira, del gabinete Haztúa, "a encontrar momentos de calidad con los demás que nos lleven a generar empatía, un motor básico para la producción de serotonina y, por tanto, de felicidad duradera".

Lustig también aconseja contribuir, colaborar, dar algo a los demás sin pedir nada a cambio. "Darte al otro y comprobar cómo tu aportación hace felices al resto permite enfocarte hacia dentro, pensar en lo que sí tienes y no en lo que te falta", afirma Pereira. Porque la felicidad, dice, es dar, mientras que el placer se basa únicamente en recibir.

Siguiente C: cuidarse. "Es lo básico. Si la máquina que te mueve no tiene un buen mantenimiento, es difícil que lo demás funcione bien", confirma Pereira, que también anima, ahora sí, a no demonizar del todo al hedonismo: "La vida no tiene que ser siempre sacrificio; por eso, la combinación de la felicidad con el placer encuentra aquí su mejor punto". Por su parte, Lustig subraya cómo la falta de sueño y descanso, el estrés o la sobrecarga de tareas aumentan de forma sobresaliente el cortisol, motor a su vez de la depresión. Por eso, invita a cuidar y a no olvidar las atenciones a la única persona que nos acompañará, de forma incondicional, durante toda la vida: nosotros mismos.

Por último, la que quizá sea la C más sorprendente, la de cocinar. De nuevo, para trabajar en la generación de serotonina. Afirma el experto que el triptófano presente en los huevos o en el pescado, los ácidos grasos omega 3 y la fructosa son generadores de este hormona y, por tanto, la cocina sana, equilibrada se convierte en una práctica precursora de la felicidad.

Комментарии

Информация по комментариям в разработке