Los Borbón-Dos Sicilias, la última resistencia contra la unificación italiana

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Desprendidos como una tercera rama de la originaria Casa de Borbón en Francia, los Borbón-Dos Sicilias dejaron una huella imborrable en el Mezzogiorno italiano. Llegaron de la rama española de Felipe V, el primer Borbón de España que alcanzó el trono en 1713. Su segundo hijo, el infante Carlos, fue enviado a Italia desde joven para reclamar lo que Madrid había perdido contra los austrias en la Guerra de Sucesión. Tras la Guerra de Sucesión polaca, la repartija entre las potencias europeas le permitió a Carlos quedarse finalmente con dos reinos en su propia cabeza, el de Nápoles y el de Sicilia en 1734.

Tras 25 años de gobierno, dejó sus coronas para pasar a reinar en la propia España como Carlos III. A cargo del sur italiano quedó su tercer hijo, Fernando, quien aún era un niño y debió esperar a su mayoría de edad. Fernando reinó toda la última parte del siglo XVIII y se encontró con la administración llena de riquezas, por lo que implementó muchos avances en obras públicas, además de reformas culturales y sociales. Eso sí, debió enfrentar toda la saga napoleónica, perdiendo en dos ocasiones la corona de Nápoles, en 1799 y entre 1806 y 1815. Por cierto, no ocurrió lo mismo en Sicilia, donde siguió reinando en Palermo.

Con la derrota de Napoleón Bonaparte en Waterloo, Fernando fue restaurado de forma popular en el trono napolitano, haciendo olvidar rápidamente el gobierno de Joaquín Murat, uno de los principales generales franceses que llegó a reinar en Nápoles durante 9 años, pero sin ganarse jamás el apoyo de la gente, como sí parecía tenerlo Fernando. Tras su restauración, Fernando decretó finalmente la unión de coronas en 1816, fundando de esta forma el Reino de las Dos Sicilias, con capital en Nápoles. Murió a los pocos años igualmente, en 1825 como Fernando I. El nuevo estado lo heredó su hijo, Francisco I, pero Francisco ya era grande y murió en 1830. El sucesor fue su hijo Fernando, que claro, reinó como Fernando II.

Le tocaría a Fernando II atravesar los momentos más álgidos de las revueltas liberales y del nacionalismo italiano, que ya se hizo sentir bajo su gobierno. Aún así mantuvo la compostura conservadora hasta el momento de su muerte, en 1859. Ya su sucesor, Francisco II, no pudo contener la avalancha liberal, que encabezada por la Casa de Saboya y por los camisas rojas de Giuseppe Garibaldi, lo obligaron a abdicar definitivamente en 1861.

Hoy en Storiopolis conocemos a una de las ramas menos conocidas de Europa, que a pesar de desprenderse del tronco principal de la actual monarquía española, su influencia en la vida de Italia representó la última oposición a la unificación nacionalista.

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