El 12 de mayo comenzó con un gran sobresalto para la mayoría de los habitantes de Quetzaltenango, debido a un sismo que generó dudas sobre la posibilidad de llevar a cabo el tan esperado encuentro entre las consagradas imágenes de la Santísima Madre la Virgen del Rosario, Patrona y Reina de Xelajú, y Jesús Nazareno, cariñosamente conocido como "El Canchito".
A lo largo del día, las actividades transcurrieron con normalidad mientras la hora del encuentro se aproximaba. Ambas imágenes recorrieron gran parte del centro histórico de Quetzaltenango, y una gran cantidad de personas se congregaba ya frente al Antiguo Banco de Occidente, hoy Banco Industrial. Ni siquiera el intenso sol detuvo a los fieles que esperaban con devoción cada minuto hasta que el reloj marcó las 12 del mediodía.
Finalmente, a las 12:45 de la tarde, una nube de incienso se hizo visible sobre la 4ta calle y 12 avenida, zona 1, dirigiéndose hacia el Parque Centroamérica. El Nazareno de San Juan de Dios avanzaba para encontrarse con su amada madre, Nuestra Señora del Rosario. Entre aplausos, sonidos de cohetes y bombas, rodillas al suelo y oraciones elevadas, el sonido de las matracas y los acordes de la Marcha Fúnebre "Misericordia Señor" anunciaron la llegada del Nazareno, protector de Quetzaltenango, al Parque Centroamérica.
El encuentro, aunque breve, marcó un hito en la historia de Quetzaltenango. Las consagradas imágenes de la Santísima Virgen del Rosario y Jesús Nazareno, protector de la ciudad, se encontraron frente a frente. Mientras el movimiento de las andas daba vida al corazón de la ciudad, se realizó el extraordinario encuentro de Jesús Nazareno con su Santísima Madre. Miles de quetzaltecos, familias, hermanos y comunidades enteras, junto a cientos de visitantes, entonaron al unísono el himno de Quetzaltenango, "Luna de Xelajú", bajo la dirección del maestro Pablo Retana y la Banda Sacra de los Altos. Entre lágrimas, aplausos y jaculatorias, las oraciones de los devotos subían al cielo junto con las volutas de incienso, simbolizando la unión de los dos más grandes emblemas de la fe católica en la ciudad de la Estrella. Este momento no solo marcó la historia, sino también el alma y corazón de miles de fieles que abarrotaron las calles. Para muchos, lo que antes parecía un sueño o algo imposible, se hizo realidad en este momento tan especial y esperado por toda la feligresía de Quetzaltenango. Las dos imágenes más insignes de la fe católica en la ciudad se encontraron en una fecha tan significativa.
Posteriormente, la Banda de Música del Maestro Luis Fernando Sul interpretó "La Granadera", anunciando la bendición de Nuestra Madre la Virgen del Rosario y Jesús Nazareno a todos los presentes.
La Hermandad de Jesús Nazareno cedió el paso a la Asociación de la Virgen del Rosario, que continuó su recorrido por la 12 avenida, cruzando luego por la 7ma avenida para retornar a la Parroquia del Espíritu Santo, Catedral. Sin embargo, esta vez, la Virgen del Rosario no regresó sola; su amado Hijo, Jesús Nazareno, la acompañó, entrando juntos. Entre aplausos, cuetes y bombas Nuestra Madre del Rosario y Jesús Nazareno hacen su ingreso a la Parroquia del Espíritu Santo Catedral.
Jesús Nazareno permaneció tres días y tres noches en el interior de la Parroquia del Espíritu Santo, específicamente en la Capilla de la Santísima Virgen del Rosario, donde se llevaron a cabo el rezo del Santo Rosario y la visita y romería de cientos de feligreses que acompañaron a ambas imágenes durante esos tres días. Este triduo se vivió de una manera muy especial en la ciudad, con la Madre y su Hijo amado reunidos en un mismo lugar.
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