El carnaval actual es el resultado de la mezcla y deformación de fiestas tradicionales provenientes de diferentes culturas.
Los sumerios, por ejemplo, practicaban celebraciones donde se reunían alrededor de una hoguera y se pintaban y colocaban máscaras para así ahuyentar a los malos espíritus, a la vez que pedían a los dioses que las tierras fuesen fértiles y tuviesen buenas cosechas.
Más adelante, otras civilizaciones como los griegos o los egipcios también usaban disfraces en los homenajes a sus deidades.
Pero tal vez la fiesta de la antigüedad donde podemos encontrar los vestigios más claros del carnaval moderno son las Saturnales o saturnalias, donde los romanos conmemoraban a Saturno, el dios de la agricultura. Durante estos días estaba permitido todo tipo de excesos, por lo que era habitual que sus participantes optaran por camuflarse bajo máscaras y otras ropas para preservar su identidad.
Pero a partir del siglo IV comenzó lo que se conoce como la decadencia del Imperio Romano. La iglesia católica tomó entonces el control de la mayor parte de las celebraciones paganas que se realizaban hasta entonces, eliminándolas o reconvirtiéndolas al cristianismo. Tal es el caso, por ejemplo, de la celebración del Sol Invictus, que se celebraba el 25 de diciembre por los romanos, y que dio lugar a lo que hoy conocemos como navidad.
Pero para comprender mejor la celebración del carnaval, y por qué todos los años cae en una fecha diferente, debemos hacer un breve paréntesis para hablar de otra festividad cristiana con la que se encuentra muy relacionada: Semana Santa, donde se conmemora la última cena, celebrada por Jesucristo con sus apóstoles, su captura, crucifixión y resurrección.
Ya que en la biblia no se manejan fechas concretas para esta celebración, era necesario establecer un criterio para saber cuándo festejarla. Fue así como el emperador romano Constantino el Grande estableció, en el primer Concilio de Nicea, en el año 325 D.C., que el domingo de Pascuas, el último día de semana Santa, sería el primer domingo posterior a la primera luna llena del solsticio de marzo.
Otro concepto necesario que se debe introducir, llegado a este punto, es el de Cuaresma. La Cuaresma se trata de un periodo de 40 días destinado a la preparación espiritual para la fiesta de la Pascua.
Su práctica data del siglo IV, y se consideraba un tiempo para la penitencia y la resistencia a las tentaciones, con el ejercicio del ayuno y de la abstinencia de ingesta de carne.
Una vez encontrada la Pascua en el calendario, los seis domingos anteriores serán domingos de Cuaresma, empezando la misma el miércoles anterior al primero de ellos.
¿Pero qué tiene que ver esto con el carnaval? Pues mucho.
Las antiguas saturnales pasaron a celebrarse tres días antes del comienzo de la cuaresma, comenzando el domingo y finalizando el martes anterior a la misma, y tomaron el nombre de Carnaval. Justamente, carnaval proviene del latín carne-vale, que significa “adiós a la carne”, haciendo alusión al período de penitencia que le sucede.
¿Y por qué se celebra justo antes de la cuaresma? Pues ¿qué mejor momento para entregarse a los excesos que inmediatamente antes de las grandes privaciones que vendrán a continuación?
De hecho, el carnaval puede verse como el último atracón permitido antes de una dieta muy estricta.
Esos tres días de fiesta y jolgorio, donde casi todo estaba permitido, dio lugar a ir disfrazado y taparse el rostro con el fin de salvaguardar el anonimato, costumbre que se mantiene hasta el día de hoy.
Actualmente, esta celebración se ha alargado, comenzando en la mayoría de lugares el jueves anterior a la cuaresma, conocido también como Jueves Lardero.
Si bien el carnaval sufrió a lo largo de los siglos varios altibajos debido principalmente a ciertas represiones por parte de las autoridades eclesiásticas, logró su consolidación finalmente durante la Edad Media en Venecia, momento en que la ciudad italiana se convirtió en el centro social, cultural y artístico de Europa, y donde la aristocracia de la época acudía con asiduidad. El hecho de colocarse máscaras y disfraces y poder mezclarse con la gente llana del pueblo, sin ser reconocidos, es lo que le dio el empuje definitivo para convertirse en algo masivo en gran parte del mundo.
En la actualidad existen varios carnavales de gran despliegue, como los de Río de Janeiro, Tenerife, Venecia, Nueva Orleans o el de Colonia en Alemania, solo por mencionar algunos.
Cada país y cada región lo ha adoptado a sus costumbres, y todos tienen su sabor especial.
¿Cómo se celebra el carnaval en tu país o ciudad?
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