El 23 de febrero de 1917 Manuel Penella presentó en el Teatro Principal de Valencia la ópera “El gato Montés”. En el libreto, firmado finalmente en solitario por el propio maestro, había participado en un primer momento su colaborador Felipe Sassone, que se retiró del proyecto a causa del fallecimiento de su esposa. El elenco del estreno estuvo encabezado por Amparo Romo como Soleá, Enrique Sanchiz como Rafael, Carmen Máiquez como Frasquita, Dolores Cortés como la gitana y Blas Lledó como Juanillo. Los beneficios de la función inaugural se destinaron al monumento de Salvador Giner, maestro de Penella. El fabuloso éxito obtenido por la obra en Valencia fue revalidado en el Gran Teatro de Madrid el 1 de junio del mismo año y en el Park Theatre de Nueva York entre diciembre de 1920 y febrero de 1921. En las representaciones de la obra en esta última sala intervinieron Pastora Imperio y Concha Piquer, pareja entonces del compositor. Aunque esta ópera rara vez era representada hasta la revisión que de la misma realizó Miguel Roa en 1991, su mítico pasodoble • EL GATO MONTÉS (pasodoble taurino) - ... se ha mantenido siempre como una de las piezas más emblemáticas del repertorio. Su primera versión discográfica completa fue precisamente la dirigida por Roa en 1992 para Deutsche Grammophon con un reparto de lujo formado por Plácido Domingo, Verónica Villarroel, Juan Pons, Teresa Berganza, Carlos Chausson, Mabel Perelstein, Amalia Barrio, Carlos Alvarez, Pedro Farrés, Miguel López Galindo, Carlos Bergasa, Angeles Blancas y Ricardo Muñiz. Participaron en la grabación los Niños de la Escolanía de Nuestra Señora del Recuerdo, el Coro titular del Teatro Lírico Nacional de La Zarzuela y la Orquesta Sinfónica de Madrid.
PADRE ANTÓN
Se fue, ya no hay q’e temé.
SOLEÁ
Se fue, sí, ya no volverá,
se fue, ¡ay, ya no vorverá!
PADRE ANTÓN
Ese queré chiquiya,
e una locura.
SOLEÁ
¡Sí!
PADRE ANTÓN
¡Tiés q’orviarlo!
SOLEÁ
¡No! ¡Eso jamás!
Si orviarlo yo quisiera,
orviarlo no podría
que lo yevo clavaíto
en er arma tóa la vía.
Ya lo sé q’e imposible
que yo sea de Juaniyo
y a cachito m’hago er arma
por queré a Rafaeliyo.
Ya no sé q’e lo que quiero
y sufro y yoro por mi queré.
¡Maresita, qué duquita,
queré a un hombre que no pué sé!
PADRE ANTÓN
¡Tú lo has dicho, no pué sé!
SOLEÁ
¡Ya lo sé!
PADRE ANTÓN
Piensa que Rafaliyo
t’encontró esamparaíta
y acobijo en su cortijo t’ofresió
y su queré te dio.
SOLEÁ
Sí, pero yo a otro quiero
y por ér me muero.
PADRE ANTÓN
Orviarle debes
si ser feliz quieres.
SOLEÁ
Orviá nunca podría
ar q’ha sío toa su vía
esgrasiaíto por mí.
SOLEÁ
Juntos desde chavaliyos
por la carretera íbamos los dos
libres como pajariyos
que vuelan a la voluntá de Dios.
Ér me quiso y yo le quise
sin hablarnos nunca de nuestro queré,
y así fuimos por er mundo roando
a sufrí y a padesé.
A un gachó que me quería
cara a cara lo mató;
preso fue por curpa mía
y por verme s’escapó.
Y aunque de tós perseguío
ar mismo cortijo de noche venía,
y entre amarguitos suspiros
ar pié de mi reja así mer desía:
“¡No m’orvies, vía mía!”
¡Suya, sí, suya quiero yo ser!
¡Hasta cuando querrá Dios der sielo
que no puéa a quien quiero queré!
PADRE ANTÓN
¡Pobresiya!
SOLEÁ
¡No diga naíta a naide, Pare Antón!
PADRE ANTÓN
¡Secreto de confesión!
(Me parece curita
q’e t’ has lusío.
Predicar en desierto,
sermón perdío)
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