Fuentespalda OCULTA! (templarios)

Fuentespalda (Fondespala, en catalán), en el centro meridional de la comarca turolense del Matarraña, a 13 km al sur de Valderrobres, es uno de los pueblos más interesantes de la geografía española, pero, lamentablemente, bastante desconocido.

A diferencia de la mayoría de los pueblos del Matarraña, Fuentespalda no corona ninguna colina, sino que se asienta sobre una suave meseta. Es un pueblo medieval, en planta rectangular, que conserva parte de su recinto amurallado, varias puertas de acceso, con puertas-oratorio en su interior (la de San Antonio de Padua, la de la Virgen del Carmen, la de San Francisco Javier…), realizadas todas ellas en los siglos modernos, para recordar a todos la victoria del cristianismo sobre las herejías y la obligación de elevar los rezos contra las fuerzas del Mal.

Al deambular por las callejuelas, en el corazón urbano de Fuentespalda, en un extremo de la Plaza de España, no tardará en contemplar la iglesia parroquial, dedicada a San Salvador; templo construido en dos etapas: gótica (siglo XIV) y barroca (s. XVII); con esta última se reorientó el edificio, haciendo que el ábside original se convirtiese en los pies de la iglesia, abriéndose la portada en la antigua cabecera, sobre la cual la figura de San Miguel Arcángel en el interior de una hornacina, y arriba una robusta espadaña. Para los amantes del gótico, tenemos que destacar en esta iglesia las ménsulas y claves correspondientes al primer templo medieval; en una de ellas apreciará un Cristo en Majestad enmarcado dentro de un octógono, con lo cual nos lleva a la cuadratura del círculo o lo que es lo mismo la figura de la resurrección.

A pocos metros al norte de la iglesia verá el horno antiguo; se trata de la tahona comunitaria de la villa, instalada en el interior de una de las fortificaciones hispano-musulmanas que allí hubo durante los siglos altomedievales.

Al lado, en la calle Mayor, verá un edificio noble de sillería y mampostería que muestra en su fachada la cruz de las ocho beatitudes templaria, con inscripciones en los extremos, símbolos que debemos de traducir, correspondientes, sin duda, a mensajes encriptados, capaces de despistar, después de la orden de persecución de los templarios, a los sicarios de la Inquisición.