1era de Pedro 1:3-7: "Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo."
Jesús nos dio vida para tener una esperanza viva, para una herencia incorruptible. Tal vez el diablo puede tocarte algo, pero tu herencia en los cielos, no. Porque nada ni nadie la puede dañar. No permitas que nada te quite la fe. Jesús te hizo renacer para una esperanza viva.
Tenemos esperanza de que tenemos una herencia que no puede tocar Satanás, por eso no hay queja, porque tenemos esperanza. Un creyente que pierde la esperanza huye, pero los que esperamos en Dios no nos quejamos, sino que esperamos lo mejor.
Satanás sabe que le queda poco tiempo, por eso desciende con grande ira, pero hay una iglesia que en medio de esto tiene esperanza y levanta sus brazos para glorificar a Dios.
Allí estaba David, el salmista, aun cuando su propio hijo lo traiciona, David escribe el Salmo 3, en el que, aunque no niega la realidad de lo que estaba viviendo, decía: "Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza". Un hombre, en medio de un caos, lleno de esperanza.
La fe se prueba con fuego para ser refinada, perfeccionada. El fuego le saca las impurezas, por eso tenemos esperanza y fe, sin quejarnos. Estamos creyendo por el propósito de Dios, no en el nuestro, porque Dios bendice Su propósito y es lo que el diablo está persiguiendo. Pero ¿quién podrá detener el propósito de Dios?
Dios se paró un día frente a las tinieblas del mundo y dijo: "Sea la luz", Dios no le huye a esto, las tinieblas se disipan cuando ven a Dios. Por eso, tenemos un Dios poderoso en quien confiamos, y alguien con el Espíritu de Dios se para frente al caos y dice: "Sea la luz". Nos estamos levantando para hacer el propósito de Dios.
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