La comunicación y el meme

Un meme parecería que se reduce a una caricatura que intercambian los jóvenes en sus teléfonos celulares o que se trata solo de una pequeña imagen con contenido. Pero en realidad va mucho más allá.

El término “meme” fue acuñado originalmente por Richard Dawkins en un libro de 1976 llamado El gen egoísta. Originalmente, el concepto de meme se refería a la unidad mínima de información que transmite un mensaje que es replicable. Los genes están compuestos por muchos memes, estas unidades de información, en sí mismas, ya constituyen un mensaje y al replicarse permiten transformarse en otro organismo y sobrevivir.

De alguna manera indeterminada a alguien se le ocurrió que esta palabra se podía aplicar también a la información. Al principio se usó de forma tímida, pero ahora es una palabra ubicua de la cultura. El meme se refiere entonces a aquel elemento que es la mínima expresión de un mensaje.

Cuando alguien manda una imagen con una frase te está mandando un chiste o una broma, pero esto existe desde hace siglos, por ejemplo, en los periódicos. El chiste de la caricatura no estaba en su belleza técnica ni en el atractivo del dibujo, sino en la combinación de una imagen fácilmente inteligible y una frase que la acompañaba y que le daba un sentido jocoso.

Estas cosas, aunque parecen triviales, esconden algo mucho más interesante. El meme revela la pertenencia a una comunidad. Si tomamos un periódico de 1900 y vemos una caricatura, existe un 50% de probabilidad de que no la entendamos, más si no es de nuestro país. Esto se debe a que nos falta contexto o claves para entenderla.

La caricatura, en su momento, como el meme ahora, transmite varios niveles de información, por eso se ha vuelto tan recurrente en la comunicación entre las personas. El meme tiene una serie de fuerzas muy interesantes y se transmite en cualquier ámbito porque permite revelar no solamente la información, sino varios otros niveles de la cultura a la cual pertenecemos.

Recibir un meme y reírte con él implica que lo entiendes, es decir, que perteneces a la comunidad y sabes de qué te están hablando. La primera capa de información es la broma que se transmite, el mensaje irónico. Para que algo nos provoque risa debe haber un par de mensajes encontrados: una narrativa o historia y otro pedazo de información que contraviene a la primera y que es una sorpresa inesperada.

El meme, como el cuento corto, gana por knockout; lo importante es el giro que le das al final porque es lo que despierta el intelecto y la curiosidad o emoción de quien lo ve. El mensaje controvertido es parte del chiste, pero debajo está la capa en la que necesita ciertas claves para entenderlo. La imagen, las palabras y los colores van develando un poco la pertenencia. Esto permite a las generaciones generar códigos de comunicación. Un meme representa la cultura de la persona que te lo está enviando.