YACIMIENTO DE MUNIGUA (VILLANUEVA DE RÍO Y MINAS) - SEVILLA

Los yacimientos arqueológicos son lugares donde hubo alguna vez actividad humana y que con el paso del tiempo terminó siendo sepultados dejando los restos materiales de la actividad humana bajo las arenas del tiempo (o el agua). Uno de esos lugares es el que os vamos a ofrecer en estas imágenes.

Adentrándonos unos ocho kilómetros hacia el norte de Villanueva del Río y Minas, en las primeras estribaciones de Sierra Morena por la provincia de Sevilla, hayamos la silueta de una de las ciudades romanas más hermosas e insólitas de todas las encontradas en la Península Ibérica: Municipium Flavium Muniguense, más conocida como Munigua.

Para llegar a Munigua es necesario atravesar una finca privada dedicada a la explotación agrícola y ganadera con animales sueltos. Abrimos la verja y 2,5 kilómetros nos separa de esta joya arqueológica que se ubica en el Camino Cañada Real de El Pedroso, junto al arroyo del Tamohoso. Resulta agradable de observar que sigue intacta la misma naturaleza de época romana: al norte, abundante vegetación de olivos y dehesas; y al sur, la vega del Guadalquivir.

Los orígenes de Munigua se remontan al siglo IV a.C., cuando los turdetanos fundan esta ciudad, una de las mayores fuentes de hierro y cobre de la época, si bien es la ciudad romana de los siglos I-III d.C. la que confiere al espacio arqueológico la imagen que hoy se puede contemplar.

Domina la ciudad el imponente Santuario en terrazas (tipo helenístico), que se yergue majestuoso sobre el paisaje que lo circunda, dedicado al culto de Fortuna y de Hércules. La tradición popular le sigue hoy llamando “castillo”, y recuerda a las antiguas construcciones religiosas de la América precolombina. A sus pies, alrededor de un urbanismo distinto al habitual de las ciudades romanas, se alzan los edificios públicos, privados y sagrados que le dan forma.

El Santuario o Castillo de Mulva, que se encuentra en la Colina Sagrada, es la construcción más emblemática. Debajo se encuentra un templete del tipo de podio, construido en una pequeña plaza, al que se considera que está dedicado a Mercurio.

La ciudad se caracteriza por no seguir un trazado octogonal, sino que mantiene la forma natural de la Colina Sagrada. Contaba con los elementos más típicos de la época: una basílica, termas, viviendas, un foro, murallas…La parte urbana de la ciudad contaba con un perímetro amurallado de 800 metros, que nunca se terminó ya que el lado occidental no se llegó a cerrar. Su interior albergaba dos necrópolis y un mausoleo, entre otros edificios.

La mayoría de los edificios públicos y religiosos se levantaron durante el último tercio del siglo I d.C., bajo la dinastía Flavia. En este tramo del siglo es cuando surgió el auge de las ciudades, autónomas entre sí, independientes entre sí. Y en esta coyuntura, el emperador Vespasiano concedió a todos los ciudadanos el derecho latino, que equiparaba a todos los habitantes de Munigua con los de la península.

Esta ciudad se encuentra alejada 17 kilómetros del río Guadalquivir y era probablemente la mayor productora de hierro de toda la Bética romana y fue el centro político, administrativo y religioso en la Vega del Guadalquivir.

Munigua, como otras muchas ciudades mineras, nace gracias a las minas o al metal que tiene, experimentó una subida muy rápida de construcción de edificios, pero después de agotar o no alcanzar el mineral, entran en descenso muy rápidamente. En los siglos II y III ya no se construye nada más en Munigua. Si a esto le unimos el terremoto que afectó la zona en el siglo III, tenemos los motivos que propiciaron el progresivo declive y abandono de este asentamiento.

Como dijo el arqueólogo griego Spyridon Marimatos: “Excavar es abrir un libro en el lenguaje que los siglos han hablado dentro de la tierra”. Gracias a la labor arqueológica que desde 1956 viene realizando miembros alemanes del Instituto Arqueológico Alemán en Madrid podemos contemplar una pequeña parcela de lo que fue el gran “Imperio Romano”. Con este trabajo se pone en valor el conocimiento de la ciudad y convertirla en un punto de referencia de las visitas turísticas y educativas en Sevilla.

Este vuelo fue posible a las amables indicaciones de nuestro amigo Guille Bricks. Recomendamos su canal.


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