Los dos sueños de Jesús - P. Manuel Prieto sm - 1-09-2024

Dom. XXII. T. O. c. B.
Mc. 7,1-8.14-15.21-23
1.- Los dos sueños de Jesús: +Cumplir la Voluntad del Padre. +Llevara los hombres al Reino. Que no se pierda nadie de los que tu me has encomendado
Los primeros cristianos visualizaron a Jesús como un PROFETA enamorado de Dios y apasionado por salvar a los hombres.
2.- Actitud de Jesús ante la vida: Jesús no se preocupó mucho por los ritos, las normas litúrgicas… al contrario, Jesús entra en conflicto con los dirigentes religiosos de su pueblo, al denunciar una religión vacía de Dios, donde se sustituía la voluntad de Dios por tradiciones humanas, que en la mayoría de los casos estaban al servicio de intereses personales. “Dejan los mandamientos de Dios para quedarse atados a las tradiciones humanas.”
3.- El pecado está en sustituir la Voluntad de Dios por tradiciones humanas que no salvan ni nos acercan a Dios. Para los dirigentes en tiempos de Jesús, se trataba de cumplir normas, dejando de lado incluso a las personas, para ellos lo más importante era el cumplimiento, no el amor. Solo salva el amor. Desde esta mirada, la religión no importa, solo el interés personal. La denuncia: honran a Dios con los labios y no con el corazón. Se enuncian preceptos que se hacen obligatorios, pero luego se cree y se vive lo que me interesa. No hay obediencia a la voluntad de Dios, sino a las normas que ponemos los hombres. Actuamos por inercia, por normas, por preceptos.
3.- Realidad: Si olvidamos a Dios en nuestra vida, rápidamente olvidaremos a los hombres. +Si dejamos el evangelio de lado perdemos el horizonte la vida. +Si, orientamos la voluntad de Dios a lo que nos interesa, olvidamos las exigencias del amor. Dios y el hombre son los dos grandes preceptos
Peligro: +Practicar la religión como salvoconducto para el más allá. +Honrar a Dios solo con los labios, no con el corazón. +Estamos llamados a construir un mundo nuevo. No podemos olvidar a Dios y al hombre Solo salva el Amor
Conclusión: +Revisar nuestras costumbres, nuestros convencionalismos sociales. Se trata de hacer nuestras celebraciones un momento de sinceridad para con Dios. Revisar nuestros bautismos, primeras comuniones, casamientos. No reducir lo religioso a un acto social.
P. Manuel Prieto sm