La mujer del diablo

La mujer del diablo

A principios de la época de la Colonia una hermosa mujer llamada María Centeno y Zafra Taborda, -nacida en Santafé de Antioquia, en 1599-, se convirtió en la matrona más rica del Occidente de Antioquia después de contraer matrimonio en tres oportunidades con los hombres más ricos de la región, de quienes heredó sus fortunas, las cuales acrecentó, merced a la febril extracción de oro que hizo de todas las minas de su propiedad en el Cañón del Cauca.

Según cuenta la leyenda, María La Parda o María del Pardo, María Centeno, como también se le llama hizo un pacto con el demonio que se convirtió en su portentosa mula que la transportaba durante el día y en la noche era su amante, en ella, recorría toda la región recogiendo el oro y llevándolo de prisa a Urabá -desde donde lo enviaba a España-, rehuyendo a los salteadores de caminos que hacían todo lo posible por quitarle su tesoro. Entonces, en donde una de las mulas de su recua caía muerta por el peso y el trajín, la hacía enterrar con su carga.

En las noches, cuando acampaba con su séquito, le exigía a su amante, el diablo, que le construyera una espaciosa casa -según sus especificaciones-, para su diaria luna de miel y al amanecer el demonio engañado, se daba cuenta de que esa morada era una iglesia, alrededor de la cual, nacía un pueblo. Así surgieron Toledo, Liborina, Sabanalarga, Cañasgordas, Ituango, Buriticá y otras más, algunas de las cuales todavía existen como la de Santa Bárbara en Santafé de Antioquia.

Tras su muerte acaecida en 1645, se transformó en una leyenda que aún pervive y adquiere características propias de cada región y obviamente legiones de guaqueros siguen rastreando su tesoro, que de hecho, es otra variante del legendario “El Dorado” que desde entonces se busca en toda América.

¿Y…lógico?



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