¿Quien es Juana, mujer de Cusa?
Evangelio de san Lucas, capítulo 8, versículos 2 y 3:
"Y sucedió a continuación que [Jesús] iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes".
Herodes Antipas, conocido también como Herodes Tetrarca, no era un galileo más. Su reinado alcanzaba las regiones de Galilea, en la que Cristo vivió gran parte de su vida, y Perea, una región desértica al este del río Jordán, seguramente en la que vivió Juan el Bautista, ejecutado por el citado Herodes Antipas, rey de la zona como ha quedado dicho.
Herodes Antipas nos ha sido siempre un personaje antipático. Hijo de Herodes el Grande —culpable de la matanza de los Inocentes—, Antipas aparece en los episodios finales de la vida de Cristo despreciándolo y mofándose de Él. Cristo le trata con su silencio, pues se da cuenta de que no merece la pena perder el tiempo con este rey de los judíos, perrillo faldero de los romanos para los asuntos que ellos querían de él.
El asunto es que este Herodes Antipas, como todo rey adinerado, tenía un administrador, un ministro de finanzas o de Economía llamado Cusa.
Herodes Antipas situó su fortaleza y se instaló en la ciudad de Tiberias, en la orilla del Mar de Galilea, a unos 4 kilómetros de Magdala, ciudad de María Magdalena, y a unos 9 de Cafarnaum, ciudad en la que se instaló Jesús en casa de Pedro. Es, por tanto, sencilo dilucidar que este Cusa vivía también en Cafarnaum, muy cerca o dentro de la fortaleza de Herodes antipas.
Es impresionante que una mujer del rango de esta Juana, de una posición social y económica muy elevada, fuese una de las que acompañaba a Jesús en su ministerio. Lucas la cita inmediatamente después que a María Magdalena, luego muy posiblemente fueran amigas ya antes de conocer a Jesús, o hicieron buena amistad a raíz de su encuentro con Jesús. Esto nos hace pensar también que María Magdalena podría ser también una mujer rica, con posibilidades. No en vano, Magdala era un importantísimo centro comercial, un lugar en el que había dinero en abundancia y en cosntante movimiento, con el puerto más importante del Mar de Galilea y atravesada de sur a norte por la Via María, ruta comercial que unía Egipto con Damasco, y allí, con la Ruta de la Seda, y que dejaba en Magdala no poca actividad comercial a su paso.
Esta amistad previa a conocer a Jesús, posiblemente descarte la desvirtuada tradición, basada en suposiciones más que en certezas, de pensar que María Magdalena era prostituta, pues no creo que Juana, mujer de Cusa, un político al fin y al cabo, mantuviese amistades impropias de su rango con las meretrices de la zona. No. Lo más probable es que la Magdalena fuese una mujer de la alta sociedad galilea, o viuda o soltera, y sin duda bien posicionada.
Testigos y evangelizadoras
Nótese el acento que hace Lucas al referirse a estas mujeres en la frase "…que le servían con sus bienes". Estas mujeres, María Magdalena, Juana mujer de Cusa, una tal Susana… apoyaban económicamente la empresa de Cristo. No solo con su trabajo y con su testimonio, sino con su dinero. Al fin y al cabo, esta primera comitiva de Cristo podría estar formada fácilmente por cien personas, teniendo en cuenta que en un pasaje del Evangelio se nos narra que el Señor envió a setenta y dos discípulos a misionar. De este pasaje es fácil dilucidar dos cosas: una, que Cristo logró reunir en torno a sí a una primera comunidad cristiana de más de cien personas, comunidad itinerante que tenían que comer, que dormir y que atender una serie de necesidades a diario en lugares diferentes. Y la segunda, que no es descartable que en ese grupo de setenta y dos, enviados en parejas, no fuesen solo setenta y dos hombres. Los evangelios habla de setenta y dos discípulos, y entre el grupo de discípulos, como estamos refiriendo, había hombres y mujeres.
Es posible que en ese grupo de setenta y dos hubiese también mujeres, quienes daban testimonio o se anticipaban a la llegada de la comitiva de Jesús para hacer los preparativos propios. No me imagino a los apóstoles encargados de la intendencia doméstica de más de cien personas, la verdad, y sí me puedo imaginar a un grupo fuerte de mujeres como María Magdalena que se adelantaban en aldeas y pequeñas poblaciones para preparar la llegada del Señor.
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