SAN JUAN DE LA CRUZ (con subtítulos).

San Juan de la Cruz es representado generalmente como un hombre de mediana estatura, delgado y de apariencia austera, reflejando su vida de penitencia y oración. Su rostro es sereno, con una expresión de profunda contemplación y paz interior. Tiene el cabello corto y oscuro, con una tonsura en la parte superior de la cabeza, símbolo de su vida monástica. Sus ojos, oscuros y penetrantes, parecen mirar más allá del mundo material, hacia las realidades espirituales que tanto meditó. Viste un hábito carmelita de color marrón claro, ceñido con un sencillo cordón alrededor de la cintura, y una capa blanca que cae sobre sus hombros. En algunas representaciones, lleva una cruz en la mano, recordando su devoción a la Pasión de Cristo, o un libro, que simboliza sus escritos místicos y teológicos.
San Juan de la Cruz, nacido como Juan de Yepes Álvarez el 24 de junio de 1542 en Fontiveros, España, es uno de los místicos más grandes de la historia de la Iglesia Católica. Su infancia fue marcada por la pobreza, tras la muerte de su padre cuando él era un niño. Desde joven, Juan mostró una inclinación hacia la vida espiritual y decidió ingresar en la orden de los Carmelitas a los 21 años, tomando el nombre de Juan de San Matías.
En 1567, conoció a Santa Teresa de Ávila, quien influyó decisivamente en su vida y lo animó a unirse a la reforma del Carmelo, adoptando una vida más estricta de oración, silencio y pobreza. Juntos, trabajaron para establecer los Carmelitas Descalzos, una rama de la orden que buscaba retornar a la pureza original de la vida carmelita.
Su dedicación a la reforma lo llevó a sufrir persecuciones, incluso de sus propios hermanos en la orden. En 1577, fue encarcelado durante nueve meses en un convento en Toledo, donde soportó duras condiciones que pusieron a prueba su fe y resistencia. Fue en esta prisión donde compuso algunos de sus escritos más profundos y conmovedores, como "La Noche Oscura del Alma" y "Cántico Espiritual".
Finalmente, San Juan de la Cruz falleció el 14 de diciembre de 1591, a la edad de 49 años, en Úbeda, España. Su vida de oración, sacrificio y dedicación a la reforma espiritual lo convirtió en un modelo de santidad para muchos, y fue canonizado en 1726.
San Juan de la Cruz fue canonizado por el Papa Benedicto XIII el 27 de diciembre de 1726, en reconocimiento a su profunda espiritualidad y sus contribuciones a la teología mística. Su vida de santidad, su dedicación a la reforma del Carmelo y sus escritos, que continúan influyendo a la Iglesia, fueron los pilares de su canonización. Es reconocido como Doctor de la Iglesia y su festividad se celebra el 14 de diciembre, día de su fallecimiento. Su obra es especialmente venerada por aquellos que buscan una vida más profunda de oración y contemplación.
Una de las anécdotas más conmovedoras de San Juan de la Cruz ocurrió durante su encarcelamiento en Toledo. Mientras estaba en una pequeña celda, aislado y sometido a un trato inhumano, San Juan experimentó una de sus visiones más profundas de la unión con Dios. Fue en estas circunstancias extremas donde compuso "La Noche Oscura del Alma", un poema que describe el viaje del alma desde la oscuridad del pecado hacia la unión mística con Dios.
A pesar de las condiciones adversas, San Juan mantuvo su fe y confianza en Dios, y su espíritu indomable le permitió transformar su sufrimiento en una obra de arte espiritual que sigue inspirando a millones hasta el día de hoy. Finalmente, después de nueve meses, logró escapar de su prisión, guiado, según la tradición, por una visión de la Virgen María.
Su experiencia en la cárcel de Toledo no solo fortaleció su fe, sino que también profundizó su comprensión del amor divino, un tema central en toda su obra. San Juan de la Cruz es recordado no solo por su erudición, sino también por su capacidad de encontrar la luz de Dios en los momentos más oscuros de su vida.