LINEA1-CAPITULO5: BUENOS AIRES - VALDECARROS EN MOTO GUZZI V7

Según los resultados obtenidos la moto sería el vehículo más eficiente con 2 Wh/p mientras que el coche sería el menos eficiente con 8 Wh/p. El metro se situaría entre ambos con 5 Wh/p.
El problema es que estos resultados se pueden entender únicamente desde la física teórica, esto es en condiciones ideales y para interpretarlos correctamente tendríamos que tener en cuenta una serie de consideraciones. Las energía calculadas anteriormente las podemos entender como energías instantáneas necesarias para mantener esas velocidades. Esta comparativa sería correcta si las características de los vehículos fuesen iguales. Para entender esto mejor, si hacemos el cálculo anterior para dos móviles de igual masa que se desplazan a la misma velocidad se obtendrían los mismos resultados tanto si los móviles son iguales como si uno es una bola de billar deslizando por una pista de hielo y el otro un taco de madera deslizándose sobre cemento rugoso. Evidentemente en el segundo caso la energía real no puede ser la misma que en el primero.
En nuestro caso no hemos tenido en cuenta otras fuerzas que intervienen en la resultante de la energía, como puede ser la fuerza de rozamiento que viene determinada por el coeficiente correspondiente entre hierro y hierro en el caso del metro y asfalto y neumático en el caso de la moto y el coche. De igual modo el coeficiente aerodinámico también seria crítico para nuestro cálculo. Según esto, sin dejar de hacer simplificaciones, podemos determinar que la comparativa entre moto y coche podemos darla por buena pero no para el metro ya que tiene características distintas y el error cometido no estaría acotado. Nuestro sentido común nos dice que aunque la aerodinámica del metro es peor que para la moto, el coeficiente de rozamiento compensa esto y además es más crítico por lo que el valor de su energía cinética estaría más cerca del valor de la moto. Por otro lado actualmente todos los trenes utilizan frenos regenerativos, esto es, la energía cinética en el frenado, lejos de disiparla en forma de calor como harían la moto y el coche, la guardarían en forma de energía eléctrica para ser utilizada posteriormente. Esta última característica podría situar a el metro como el vehículo más eficiente energéticamente, pero esto es solamente una suposición.
Otra forma de plantear el problema anterior, más realista si cabe, sería hacer el estudio en función de las potencias de los vehículos. Si bien puede ser más realista, prevemos que las aproximaciones, simplificaciones y las consideraciones que vamos a tener que hacer no nos van a dar resultados mejores que en el estudio anterior aunque si una visión global mayor que en el peor de los casos si nos va a servir para no decir estupideces en la barra del bar. ¿Vamos a ello?