Los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, conocidos como ODS, son una serie de 17 objetivos globales establecidos por las Naciones Unidas en el año 2015 como un llamamiento universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el año 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad. Se trata de un plan de acción a nivel mundial del que tienen que participar coordinadamente los Estados, las empresas, las asociaciones civiles y cada uno de nosotros y nosotras. En MTH Escuela estamos revisando cada uno de los 17 ODS, para conocer las metas establecidas, los avances o retrocesos en estos años y qué es lo que podemos hacer desde nuestro lugar en el mundo: la provincia de Misiones.
El ODS N° 2 plantea poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. Este objetivo cuenta con cinco metas. La principal es la meta 2.1 que procura poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año. Se trata de un objetivo que combina la mejora en la calidad de vida de las personas y, al mismo tiempo, un modelo productivo sustentable, amigable con el medio ambiente y que garantice una mejor distribución de los recursos disponibles.
La meta 2.2 pretende poner fin a todas las formas de malnutrición. La 2.3 llama a duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala. Para ello es clave asegurar el acceso a la tierra, los insumos, los servicios financieros y el conocimiento de todo los pequeños y medianos productores. La meta 2.4 busca asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos, a partir de su compatibilidad con el cuidado del medio ambiente con el objetivo de proteger el suelo y su productividad. Por último, la meta 2.5 se divide en cuatro submetas, las que se refieren a la diversidad genética de semillas y cultivos, el aumento de las inversiones en infraestructura y corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales.
Más allá de las buenas intenciones, los objetivos y las metas establecidas, la realidad es que desde el 2015 para acá el hambre y la malnutrición han ido en aumento, potenciados por la pandemia de Covid, las guerras, el cambio climático y las desigualdades en la distribución de la riqueza, tanto entre personas como países. En la actualidad más del 9% de la población mundial padece de hambre crónica y casi el 30% padece inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que significa que no tiene acceso a una alimentación adecuada. La cuestión del hambre divide al mundo por la mitad: es el en hemisferio sur en donde se encuentra la mayor cantidad de personas que la padece. En África se encuentra la mayor proporción de individuos con hambre, mientras que en Asia se registra la mayor cantidad total de personas. A este ritmo, para el 2030 la reducción del problema del hambre será mínimo o casi nulo, por lo que es urgente que los Estados adopten medidas adecuadas para paliar este drama de la humanidad.
En América Latina y en la Argentina la situación es similar, ya que en el 2015 nos encontrábamos con los índices de hambre y malnutrición más bajos en décadas, mientras que en la actualidad ambos registros han aumentado considerablemente.
Misiones no está exenta de lo que ocurre en el país y la región, por lo que nos queda mucho trabajo por delante para solucionar estos grandes males de la humanidad. De todas formas, en algunos rubros hemos logrado resultados esperanzadores, por ejemplo, en la reducción de la mortalidad infantil, que bajó de 32 niños muertos por cada mil nacimientos en la década de 1990, a los actuales 8 cada mil. También contamos con un modelo productivo de alimentos que refleja, en parte, lo que los ODS proponen como ideal para combatir el hambre y la malnutrición. Misiones se caracteriza por una producción de alimentos en manos de pequeños y medianos propietarios de tierras. Además, contamos con un modelo de comercialización especial, gracias a la red de ferias francas y mercados concentradores que facilitan la venta de alimentos a bajo costo mediante la compra directa del consumidor al productor.
El desafío es enorme para todos y todas. Desde Misiones tenemos tareas por delante para alcanzar el objetivo y las metas que estable el ODS número 2. Frente a esta realidad la única respuesta es ponerse manos a la obra y a trabajar.
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