Budismo o Cristianismo | ¿Qué dice Nietzsche?

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En su obra El Anticristo, Nietzsche nos dice que Occidente se ha caracterizado por un estado de acción para alcanzar esas metas que se encuentran más allá de él. Esto se debe a la teología cristiana que subyace detrás de los instintos automatizados por medio de un proceso histórico que hoy resulta casi imperceptible.

Nos dice que el cristiano como tal, que se siente imperfecto, que sabe que no puede alcanzar esa perfección por sí mismo, lo que va a hacer es practicar una inquisición de la conciencia. Va a autocriticarse continuamente. Hay una búsqueda continua en la conciencia de cualquier fallo, de cualquier mancha, de todo aquello que no sea perfección.

El filósofo alemán nos dice que el cristiano vive en una continua condenación. Ya no se necesita una Inquisición como institución social, la inquisición la tenemos dentro de nosotros mismos. Por lo tanto, Nietzsche va a ser bastante crítico. Nos va a decir que el cristiano es una persona cruel, no sólo consigo mismo, sino también con los demás, porque no permite el pensamiento que es distinto, el pensamiento diferente.

Se nos dice que el cristiano ha sido perseguido en los siglos anteriores físicamente para ser castigado, torturado, asesinado y lanzado incluso a los leones en los anfiteatros. Pero, por otra parte, el cristiano ha ejercido su venganza, no persiguiendo físicamente, pero sí persiguiendo mediante la conciencia, mediante la culpa, mediante la condenación.

Dice Nietzsche con un tono mordaz y feroz que el cristiano es alguien que odia a los señores de la tierra, a los que les pertenece el mundo. De hecho el cristiano tiene una profunda competencia con los señores de la tierra. Mientras que les deja a ellos el mundo y el cuerpo, que es algo pasajero, efímero, mortal y visible, él se ha quedado con lo eterno, lo invisible y lo inmortal.

Así que parece que el cristiano es alguien que ha renunciado, humilde y manso. Pero en realidad se ha colado por la puerta de atrás y no ha renunciado totalmente. Como tal, el cristiano tiene una profunda ambición, incluso más fuerte que los señores de la tierra de este mundo, que anhelan simplemente lo pasajero hasta que su vida pase como la hoja que se cae del árbol.

El cristiano busca una vida permanente, una casa que dure para siempre, un paraíso con mares de cristal y calles de oro. Su ambición no es pequeña. La finalidad del cristianismo con la culpa, la condenación y los valores que ha defendido -nos dice Nietzsche- ha sido la doma, es decir, la dominación de los animales de presa, o sea, de aquellos seres humanos que son casi como lobos por así decir. Los animales de presa tienen una fuerza extraordinaria, unos instintos, unas pasiones, unos sentimientos exaltados que el cristianismo ha buscado cortar, reprimir, incluso llevarlos a la destrucción.

Me gustaría conocer tu opinión al respecto. Te leo :)