Homenaje:
MÁS ALLÁ DE LOS 121 AÑOS DEL NACIMIENTO DE MAURO NÚÑEZ CÁCERES
No fue la idea de la Fundación Cultural “Mauro Núñez Cáceres”, ni proclama de quienes lo admiraron y aplaudieron en vida; fueron los comentaristas del arte y la cultura de varios diarios del continente en los años finales de la década de los 50 y principios de los 60, quienes le dieron el nombre: “Padre del Folklore Boliviano”.
Celebramos este domingo 15 de enero, 121 años del nacimiento del luchador y revolucionario; del humilde artista multifacético inagotable: músico, escultor, tallador; dibujante y pintor; del ejecutante y fabricante; del talento y Quijote del folklore; del maestro y del ser humano de alta sensibilidad artística.
Nació en Chapas, jurisdicción del Municipio de Villa Serrano, provincia Belisario Boeto, el 15 de enero de 1902. Sus padres fueron don Máximo Núñez Castro y doña Escolástica Cáceres. Falleció a los 71 años en Sucre, el 11 de octubre de 1973, después de pasear su arte en Bolivia y en varios países del continente.
Todos recordamos al maestro en Chuquisaca y Villa Serrano; algunos músicos en el país también, pero muy pocos historiadores en su verdadera dimensión.
Los intérpretes pulsan el charango, la quena, los chajchas, el qharatinya o la flauta, pero muy pocos mencionan quién fue el que los afinó y puso en la categoría de instrumento de la música universal.
Muchos aún conociendo sus innovaciones prefieren no citarlo, prefieren olvidarse, prefieren el silencio, aunque sus arpegios e innovaciones sigan alegrando escenarios y dando calidad musical a los conciertos de la música folklórica.
Este recuerdo no es para enumerar sus obras o inventariar la valiosa herencia que nos legó, sino, para poner en alto valor, lo trascendente de su obra y el lugar que debía ocupar en la historia de la cultura nacional.
La dimensión de Mauro Núñez, sale de casa, se proyecta al país y al exterior, es la personalidad y la figura, es el grande del arte folklórico boliviano. Su trabajo, silencioso, incomprendido, permanente, sostenido y quijotesco, lo ubicó en la talla que tiene.
Fue más allá cuando propuso que los niños reciban en sus oídos el sonido cautivador del charango, que sean sensibles a la música y que eduquen su sentido estético. Quería que todos los nacidos en esta tierra, comiencen su vida conociendo el instrumento de sus ancestros, de sus abuelos.
Nuestro homenaje por siempre en el CXXI aniversario de su nacimiento.
Sucre Bolivia, enero de 2023.
Félix Llanquipacha Patzi COMPONENTE DEL CONJUNTO “MAURO NÚÑEZ CÁCERES”
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