El Parlamento Europeo ha abierto una investigación a la eurodiputada letona, Tatjana Zdanoka. Medios rusos, letones, estonios y suecos apuntan a que habría estado, durante más de una década, colaborando con los servicios de inteligencia rusos.
Entre 2004 y 2017, Zdanoka habría hecho llegar a Putin información confidencial sobre sus actividades en el seno del Parlamento Europeo, e incluso se dejó dirigir desde la cúpula de los servicios secretos rusos.
Esta revelación pone de manifiesto, una vez más, la estrategia de política exterior rusa de injerencia e intromisión en los asuntos europeos, con la intención de debilitarla. Una estrategia que pasa por la activación de conflictos internos para deteriorar la convivencia entre europeos.
No sorprende pues, que Zdanoka lleve más de una década simpatizado con los movimientos independentistas vasco y catalán en España.
Desde 2013 Zdanoka ha mostrado en diversos actos públicos su apoyo hacia la independencia del País Vasco, llegando a pronunciarse a favor de Arnaldo Otegi durante su encarcelamiento por el caso Bateragune, y formando parte del grupo de diputados que trató de visitarlo en la cárcel de Logroño donde cumplía condena.
En 2016, organizó un acto en el propio Parlamento Europeo en el cual participó Otegi para para hablar de un supuesto "proceso de paz vasco" y exigir la liberación de todos los terroristas de ETA.
Los vínculos de la eurodiputada Zdanoka con altos cargos de ERC, con quien compartió grupo parlamentario en los Verdes/ALE hasta 2022, y su simpatía con la causa independentista revelan otra de las piezas del puzle que vinculan al independentismo catalán con el Kremlin y sus aliados.
Zdanoka ha viajado a Cataluña en varias ocasiones, ha estado presente en sendos actos pro-secesionistas y ha realizado frecuentes declaraciones públicas a favor de la causa independentista catalana. De hecho, formó parte del grupo de eurodiputados que visitó en la cárcel a Oriol Junqueras.
En España, el Juez Joaquín Aguirre anunció el día 26 de enero una prórroga de seis meses para la investigación de la trama rusa del ¨procés¨, conocido como caso Voloh.
Dicha investigación corrobora que el 26 de octubre de 2017, un día antes de la declaración ilegal de independencia de Cataluña, viajó a Barcelona Nikolay Sadovnikov, el hombre de la diplomacia oscura de Putin, para reunirse con Puigdemont.
En esa reunión, el emisario ruso ofreció 500.000 millones de dólares y un grupo de 10.000 soldados rusos a cambio de que Cataluña se convirtiera en un paraíso fiscal de criptomonedas para Rusia. En su auto, Aguirre señala a Víctor Terradellas y Josep Lluís Alay, cercanos a Puigdemont, como contactos de referencia con Rusia. Aguirre apunta a que estos habrían formado de una red de contactos más amplia a escala europea, dirigida por el Kremlin, de la que también formarían parte personalidades de la extrema derecha italiana y alemana.
Todos estos indicios evidencian un patrón en el puzle de Putin: la apuesta del Kremlin por aliarse, financiar y promover los actos y discursos extremistas, antidemocráticos y contra el Estado de Derecho en Europa. Para lograr su éxito necesitan de la colaboración necesaria de políticos sin escrúpulos capaces de atacar el EStado de derecho, a la vez que traicionan los principios democráticos europeos.
Son los mismos que pretenden ser amnistiados o indultados de delitos de malversación, corrupción, secesión, rebelión, terrorismo, vulneración de la protección de datos de los ciudadanos y alta traición.
El Parlamento europeo ha dicho basta a la estrategia de Putin para aprovechar cualquier oportunidad de manipular la práctica política en Europa con el fin de promover su desestabilización.
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