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ENG: If you move to Spain or move abroad to any other country, you're bound to have some embarrassing moments. At the time, they can seem like the worst thing in the world, but the beauty of living abroad is that you can learn a lot of lessons from these mistakes.
Eventually, you can laugh at your epic expat fails, which is what I've decided to do today. I've taken my three most poignant embarrassing moments in Seville, Spain, and distilled them into three lessons for you to add to your study abroad/move abroad toolbox.
The first one is one of the many linguistic errors that I've made over the years, except that this one happened in front of an entire supermarket and not just in a one-on-one conversation.
I asked the cashier for what I thought was a plastic grocery bag (una bolsa), but instead had asked for her to give me a purse (un bolso). This caused her to look around, searching for a purse I had left with her, and puzzling over whether or not I was asking her if they sold purses in this supermarket. The whole ordeal was over in a matter of seconds, but I swear that to me it seemed like it had taken an hour.
Lesson learned: Una bolsA, por favor.
My second mistake has to do with the bus system. One day, I mistakenly got on the direct line out to the towns surrounding Seville, and ended up never getting off the bus because I thought we had never arrived at my destination. I was literally the last person left on the bus. The bus driver had to give me a ride in his personal car to the town I was trying to get to!
And he taught me the next lesson: Always ask your bus driver if you are on the right bus, especially if you're in unfamiliar territory.
My final story is ultimately something I have been ashamed of for years. One day I was riding my bike and had to go down a crowded street. But instead of getting off and walking it, like any normal person would do, I decided to give it a go while pedaling. Wrong decision.
No sooner had I entered the street than my handlebars got tangled up with a woman's purse straps, causing her to stumble and make me feel like the biggest idiot on the planet.
But it's as if I didn't get the message because after I had apologized and she had calmed down, I GOT BACK ON MY BIKE and tried to ride away. She was having none of it.
As I tried to ride away, she GRABBED ME BY MY PONYTAIL and began to really read me the riot act. I have never felt so ashamed.
Lesson learned: Walk your bike when it's crowded.
ESP: Si te mudas a España o a cualquier otro país extranjero, seguramente tendrás algunos momentos embarazosos. Esos momentos pueden parecer lo peor del mundo, pero la belleza de vivir en el extranjero es que puedes aprender muchas lecciones de estos errores.
Con el tiempo, puedes reírte de tus épicos errores, que es lo que he decidido hacer hoy. Hoy os cuento mis tres momentos más vergonzosos en Sevilla, España, y las tres lecciones que aprendí.
El primero es uno de los muchos errores lingüísticos que he cometido a lo largo de los años, excepto que este sucedió delante de todo un supermercado.
Le pedí a la cajera lo que yo pensaba que era una bolsa de plástico (una bolsa), pero en cambio le pedí que me diera un bolso (un bolso). Esto la hizo mirar a su alrededor, buscando un bolso que le había dejado y preguntándose si le estaba preguntando si vendían bolsos en este supermercado. Todo el calvario terminó en cuestión de segundos, pero te juro que me pareció que había tardado una hora.
Lección aprendida: Una bolsA, por favor.
Mi segundo error tiene que ver con el sistema de autobuses. Un día, tomé por error la línea directa a los pueblos de los alrededores de Sevilla y terminé sin bajarme del autobús porque pensé que nunca habíamos llegado a mi destino. Yo era literalmente la última persona que quedaba en el autobús. ¡El conductor del autobús tuvo que llevarme en su coche al pueblo donde tenía que ir!
Y me enseñó la siguiente lección: pregúntale siempre al conductor del autobús si estás en el autobús correcto, especialmente si estás en un territorio desconocido.
Mi historia final es algo de lo que me he sentido avergonzada durante años. Un día estaba montando mi bicicleta y tuve que ir por una calle concurrida. Pero en lugar de bajarme y caminar, como haría cualquier persona normal, decidí intentarlo mientras pedaleaba. Mala decisión.
Apenas entré a la calle, mi manillar se enredó con las asas del bolso de una mujer, haciéndola tropezar y hacerme sentir como la idiota más grande del planeta.
Pero es como si no hubiera captado el mensaje porque después de que me disculpé y ella se calmó, VOLVÍ A LA BICICLETA e intenté irme. Ella no quería nada de eso.
Mientras trataba de alejarme, ella me agarró por mi coleta y comenzó a gritarme otra vez. Nunca me había sentido tan avergonzado.
Lección aprendida: Camine con su bicicleta cuando haya mucha gente.
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