La mayoría de las grandes casas de diseño de moda y joyería no empezaron como multinacionales, de hecho casi todas ellas comenzaron a través de una combinación de habilidades y resistencia como lo es la historia de Cartier.
La historia comienza a principios del siglo XIX con el nacimiento de Louis François Cartier, que nació en París en 1819, de joven Louis François se convirtió en aprendiz del maestro relojero Adolf Picard y durante muchos años trabajó en la pequeña tienda de Adolf en la calle Monteguell, con ello adquirió una gran experiencia y en 1847 a la edad de 28 años Louis François compró la tienda y se hizo cargo del negocio, como aprendiz había visto como el negocio de su empleador había tenido éxito, la tienda era modesta, pero Louis François estaba decidido a hacer más como relojero o como comerciante de una joyería de calidad, así que se dedicó a transformar el negocio, pero lo que no sabía era que la agitación política en Francia, ofrecería la oportunidad de expandir el negocio mucho más rápido de lo que había soñado.
Louis François sabía que quería llevar el negocio de su antiguo jefe al siguiente nivel e inmediatamente comenzó a añadir piezas de joyería para ampliar la colección, el dinero era escaso, pero compró lo que podía permitirse, concentrándose sólo en las mejores joyas, ya que el negocio se desarrolló lentamente en las siguientes décadas, su hijo Alfred se preparó para tomar las riendas, Alfred estaba mucho más orientado a los negocios que su padre y quería que el negocio creciera rápidamente, pero el ritmo de crecimiento se vería favorecido por las circunstancias más imprevistas, era el año 1870 y París estaba a punto de cambiar drásticamente en los últimos 100 años.
Francia se había convertido en una nación revolucionaria y en 1870 trajo otro levantamiento en la capital, la comuna de París fue una revolución socialista contra la aristocracia que temía por su vida, la élite buscaba una salida y no podía acceder a su riqueza, debido al acceso nulo a los bancos, por esta razón recurrieron a cualquier activos que tenían en sus manos, esto a menudo significaba sus joyas, Alfred aprovechó la oportunidad y se ofreció a ser su comprador, los aristócratas entregaron sus mejores piezas y como estaban tan desesperados para reunir el dinero necesario para huir del país, aceptaron mucho menos de su verdadero valor, casi de la noche a la mañana, Cartier había construido una de las mejores colecciones de joyas de Francia y
eso por una fracción del precio original, la comuna terminó en pocos meses y en 1871, el éxito del negocio de Cartier parecía seguro, gracias a las consecuencias de la comuna de París, finalmente Francia se convirtió en una República y Cartier fue libre de vender las gemas que había adquirido a compradores ávidos.
Durante los siguientes 20 años, Cartier se convirtió en la elección de la élite europea, pero a medida que el éxito crecía, también lo hacía la necesidad de encontrar un local más grande, a finales del siglo XX, París cobraba vida y se animaba, pero esto también significaba que la competencia era cada vez más feroz.
Alfred se dio cuenta de ello y Luis François se retiró del negocio, se propuso definir a Cartier como una marca por encima de las demás, pronto Cartier se convirtió en un éxito mayor de lo que jamás hubiera imaginado, su excelente reputación llamó la atención de los ricos y nobles y en poco tiempo la Rue de la Pay, se convirtió en la zona de joyería más importante no solo de París si no del mundo. Alfred tenía ya tres hijos: Louis, Pierre y Jacques, en 1875 nació Louis, en 1878 Pierre y en 1884 Jacques.
Los tres se incorporaron al negocio y la empresa se convirtió de Alfred Cartier en Fios en el año 1898, mientras que Louis François había proporcionado joyas para la aristocracia francesa durante muchos años, Alfred no se conformaba con el estatus actual de Cartier, ya que soñaba con un imperio comercial internacional y la muerte de Luis Francisco en 1904, decidió extender el alcance y la influencia de la marca Cartier, fuera de París para facilitar la expansión mundial, los tres nietos de Louis Cartier, tomaron una decisión ambiciosa y estratégica, donde se iban a separar Pierre fue enviado a nueva york donde abrió una tienda en la Quinta Avenida en 1909, Jacques el más joven fue enviado a Londres donde la empresa abrió en la calle New Burlington en 1902, antes de trasladarse a New Bond Street y Louis el mayor se quedó en parís, con su audaz decisión resultó ser un acierto.
Информация по комментариям в разработке