Montes Torozos. Junio 2017. Homenaje ARMH. Valladolid

Himno de Riego.
Insula Muscaria. Artista invitado: Raúl Rogero.

El sábado 10 de junio, la ARMH de Valladolid celebró su homenaje anual a los represaliados durante la dictadura franquista. Este emotivo acto se realiza desde hace trece años en los Montes Torozos, a la altura del desvío hacia Peñaflor de Hornija, en la N-601. Allí la Asociación levantó, hace unos años, un segundo monumento, pues el primero fue destruido por la ignorancia, alrededor del cuál se reúnen cada año numerosas personas para recordar a las víctimas de la Guerra Civil y la posterior represión de la dictadura.
Desde este lugar, repleto de fosas comunes y cadáveres sin identificar, el presidente de la ARMH de Valladolid, Julio del Olmo, hizo un balance de la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, de los progresos en las excavaciones en curso, de la apertura de una nueva fosa en el cementerio del Carmen, en Valladolid, así como de la prometedora investigación en nuevos archivos, como el de la Diputación. Aunque el balance ofrece más luces que sombras, se destacó la necesidad imperiosa y urgente de una mayor voluntad por parte de las instituciones y agentes sociales en la resolución de este agravio histórico.
El objetivo profundo del acto es reparar y devolver la paz a las miles de familias que aún no han podido encontrar los cuerpos de sus seres queridos. La Música y la Poesía siempre tienen su lugar en el homenaje para que los muertos sientan en sus huesos que no están solos, que no se les olvida.
Insula Muscaria interpretó el Himno de Riego y obras de L. Delibes y J.M. Jarre.
Miguel Hernández y Jorge Guillén resonaron de nuevo en la garganta de varios miembros de la asociación, entre ellos Vicente Hidalgo, amigo personal del poeta vallisoletano. Posteriormente, una integrante de la asociación leyó poesías propias concebidas a pie de fosa, en plena excavación arqueológica. A continuación tomó la palabra Julia Merino, hija de Modesto Merino Ríos, detenido y paseado en el año 1936, y a día de hoy, desaparecido.
Julia siempre emociona porque sabe muy bien de lo que habla. Después de sus valientes palabras nada más se podía añadir y el homenaje concluyó con la tradicional ofrenda floral de claveles rojos.
A este acto anual debería acudir todo el mundo, al menos una vez, para escuchar directamente el testimonio de los familiares, para sentir el silencio de una sociedad que prefiere mirar hacia adelante en una huida a ninguna parte, pues de la Historia no podemos escapar.
Sólo así, podremos despertar de esta pesadilla que ya ha durado demasiado.