@juangangel
Los collares prehistóricos de la Edad de piedra consisten siempre en sartas de conchas, huesecillos, dientes y piedrecillas. Los de la Edad de los metales agregan a los anteriores elementos algunas cuentas de oro y cobre, de barro cocido y de pasta vítrea o bien se transforman en torques (collares rígidos) a manera de trenzas y de argollas o se componen de cerquillos metálicos de los cuales penden pequeñas anillas del mismo material. De todas las formas indicadas, se han exhumado ejemplares preciosos en diferentes sepulturas prehistóricas, ibéricas y celtíberas de España entre los cuales ofrece no poco interés por su simbolismo el collar de diferentes piezas de barro cocido que se halló en una sepultura de la necrópolis celtibérica de Navafría, en Clares (Guadalajara, hoy en día en el M.A.N.).
En las diferentes civilizaciones históricas de la antigüedad el tipo más común de esta prenda consistía en una cinta o cadenilla de metal precioso con colgantes artísticos, según el estilo de cada país sin que falten las sartas de perlas desde la civilización prehelénica o de cuentas de vidrio y de piedras preciosas o de series repetidas de dichos objetos formando un collar variado como el osk de la civilización egipcia.
Los antiguos, y en especial los romanos, tenían tres especies de collares; los que distinguían con los nombres de monile, torques y collare.
Los collares llamados monile, propios de las mujeres, estaban eu uso entre los egipcios. Casi todas sus estatuas, aun las de los hombres o de los dioses, están adornadas con ellos. Por estos monumentos se puede conjeturar que a los egipcios les gustaba adornarse de collares hechos de frutos, de bayas, de plantas leguminosas, de plumas y en especial de las del pollo de Numida. Lo mismo puede decirse de los pueblos bárbaros y de los etruscos, los cuales formaban collares también de perlas y piedras preciosas. En los monumentos antiguos se ven cadenas en el cuello de Minerva. Isis llevaba una adornada de piedras preciosas. En una inscripción de Grutero se ve entre las ofrendas hechas a Esculapio una cadena de oro compuesta de pequeñas serpientes. En cuanto a las mujeres griegas y romanas parece que no usaban los collares y cadenas en público, sino en los banquetes y danzas que se celebraban en lo interior de sus casas.
Torques y torquis eran los nombres de los collares o cadenas con que se premiaba el valor y que distribuían los generales romanos a los soldados beneméritos, los que por esta razón eran llamados milites torquati. Las cadenas militares eran ordinariamente de oro, aunque leemos en Plinio que las había también de plata y se han encontrado muchas de ellas en los sepulcros romanos. El peso de estas cadenas fue algunas veces de una libra de oro, como se desprende de una carta de Valeriano al Procurador de Siria. En cuanto a su longitud, se ve por algunos monumentos antiguos que eran bastante largas y que les colgaban sobre el pecho. Los galos se adornaban con cadenas de oro, distinguiéndose por ellas su categoría y la clase a que pertenecían. Manlio Torquato adquirió este sobrenombre por haber quitado semejante adorno a un galo después de haberle muerto en un desafío. Floro habla de una cadena de oro del peso de cien libras que regalaron los galos a los romanos. Erodiario dice que los britanos llevaban cadenas de hierro y Estrabón añade que las tenían también de marfil a pesar de que este lujo parece inverosímil para un pueblo tan bárbaro. Los españoles, según el testimonio de Estrabón, llevaban también cadenas de hierro. Estas recompensas militares se daban muchas veces a los gladiadores y a los atletas.
El collare era un instrumento de suplicio, que se ponía especialmente a los esclavos que se habían fugado y habían sido cogidos otra vez.
Los antiguos árabes se ponían alrededor del cuello hojas y ramos de árboles por devoción al volver de la Meca, lo mismo que hacían en tiempos no muy antiguos las señoras francesas llevando cadenas o collares hechos de hierbas cogidas en el día de san Juan.4
En la Edad Media siguió una tendencia parecida prevaleciendo el uso de cadenillas que daban varias vueltas y que en la civilización bizantina llevaban pendiendo medallas o monedas de oro y pedrería ye en la arábiga, piezas con filigranas.
En la Edad Moderna, sobre todo en los siglos XVI y XVII, se utilizaron collares de gruesas bolas huecas y afiligranadas o caladas, siempre como adorno femenino.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Collar
Juan Gonzalo Angel
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