La coherencia de vida para cambiar corazones con Elena Postigo y Manuel Martínez-Sellés

Las VI Jornadas Católicos y Vida Pública de Málaga concluyeron con una mesa redonda titulada 'La coherencia de vida para cambiar corazones', en la que participaron la directora del Instituto de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria, Elena Postigo, y el presidente del Colegio de Médicos de Madrid, Manuel Martínez-Sellés, y con Pilar Castañón Fernández, directora de la revista Woman Essentia, como moderadora.

Para la bioeticista, nuestra época está marcada por cinco tendencias: la afirmación de que no es posible conocer la verdad, el materialismo antropológico, el dualismo mente/conciencia —la base, dijo, de los fenómenos trans, del transexualismo al trans-especismo—, el eclipse de las nociones de persona o dignidad humana y el advenimiento del transhumanismo.

Postigo reflexionó sobre varias derivadas de esta última idea —de la manipulación genética a la externalización del embarazo—, y lamentó que «estamos yendo muy deprisa y ni la reflexión ética ni la jurídica están yendo a la par». Defendió que los católicos tienen la «misión de estar a la vanguardia de lo que viene y pensar estas cuestiones», y propuso la visión antropológica cristiana como alternativa.

Martínez-Sellés dedicó el grueso de su intervención a analizar el debate sobre el inicio y el final de la vida. Recordó que el código de deontología médica aprobado en diciembre de 2022 constata explícitamente que el ser humano es un fin en sí mismo, «desde la concepción hasta la muerte», y criticó fenómenos actuales como los embriones híbridos, la manipulación del lenguaje en torno al aborto y la eutanasia o la fecundación in vitro.

«El embrión humano es una persona, y hay que respetarlo independientemente de cómo se ha obtenido», señaló, y en clave cristiana reflexionó que «cuando decimos que Dios se hizo carne, lo que decimos es que Dios se hizo célula: una humildad aún mayor que la de nacer en un pesebre». El cardiólogo también criticó la intención del Gobierno de crear «listas negras de objetores de conciencia», algo que —añadió— va contra un derecho fundamental reconocido en la Constitución.