Primera Aproximación a la Vocación [1 de 3, en la serie: Claves para Discernir tu Vocación]

Nos referimos aquí a la "vocación" en sentido AMPLIO, es decir, el "llamado" que cada persona tiene a darle un propósito y sentido a su vida. Entendemos también que, como obras de Dios que somos, ese llamado proviene en principio de Dios.

Conviene diferenciar los MANDAMIENTOS de Dios de sus CONSEJOS. Los mandamientos son válidos para todos y en todas partes. Es el caso de "no matar" o "no mentir." Los consejos, en cambio, son obra del Espíritu Santo para cada persona.

Sin embargo, cada persona está moralmente obligada a seguir tanto los mandamientos que son para todos, como los consejos, que son propiamente para él. Esta obligación no debe verse como una carga o una presión externa, sino como una fuente de realización , libertad y felicidad personal. Lo nuestro ha de ser obedecer con AMOR.

Desobeder a los consejos tiene graves riesgos, sobre todo, en el área de la frustración y el desperdicio de nuestros talentos. Pero es exagerado decir, como algunos han dicho, que la salvación eterna esté en juego a cada paso por desobedecer las inspiraciones del Espíritu de Dios. Y es peligroso usar ese lenguaje para manipular a las personas, sobre todo a los candidatos a las diversas formas de vida consagrada.

Sugerencias para fortalecer la vocación, a medida que se va discerniendo y aclarando:

1. Profundizar en el amor de Dios.

2. Crecer en la gratitud.

3. Discernir mirando, ante todo, lo bueno, tanto de lo que uno asume como lo que uno deja.

4. No tomarlo todo demasiado en serio pero tampoco todo en broma.

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