CIC - LA CINTA BLANCA DE MICHAEL HANEKE

Cuando la serpiente aun no había salido del huevo...

Por Gustavo J. Castagna

La serpiente aun estaba en su etapa embrionaria, en plena gestación, todavía dentro del huevo. Aun no existían las consignas declamatorias del futuro horror. Más aun, la Primera Guerra Mundial estaba a un paso del inicio, pero nadie preveía bajar las banderas, ceder la soberbia, aceptar la rendición. El mundo era muy diferente allá por 1913, con un imperio construido en el siglo anterior que aglutinaba diversos territorios. En efecto, la corona austro-húngara permanecía incólume a través de su poder imperial. El siglo XX, en los primeros años, aun parecía una continuación histórica del pasado centenario. El progreso, las invenciones (el cine, arte del nuevo siglo pese a que su nacimiento se había producido a fines de 1895), las telecomunicaciones, las industrias "pesadas" y los avances en medicina, anunciaban algo nuevo, diferente al final de aquellos aun cercanos tiempos. Sin embargo, las costumbres sociales no habían cambiado su rictus: la mujer era un objeto deseado o una madre con muchos hijos, el hombre era amo y señor, los gobernantes imponían respeto frente a sus ciudadanos. Pero en 1914 el mundo entró en guerra, el continente europeo estalló en mil pedazos y el imperio austro-húngaro pasó a pertenecer a los libros de historia.

¿Y la serpiente? Aun seguía dentro de la cáscara, ya no tanto como en su aspecto embrionario, pero todavía se encontraba en plena formación.

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