El ultraísmo
En 1918 se inicia en España un movimiento literario denominado por sus creadores como ultraísmo, cuyo fin es acabar con la literatura imperante, influida por el modernismo de Rubén Darío, la Generación del 98 y el novecentismo. Los nuevos poetas proponen un cambio radical de paradigma que vamos a diseccionar en el capítulo de hoy.
El ultraísmo se fue poco a poco fraguando en las tertulias literarias que se llevaban a cabo en el Café Colonial de Madrid, dirigidas por el famoso crítico y escritor Cansinos Anssens y de las que eran habituales los poetas Guillermo de Torre, Juan Larrea, Pedro Iglesias o Pedro Garfías. El círculo se ampliaría más tarde con otras voces líricas de talla internacional como Jorge Luis Borges o Gerardo Diego.
El ultraísmo tiene su origen en las vanguardias europeas que desde hacía una década estaban revolucionando el arte. El cubismo de Picasso, Braque y Apollinaire había trastocados los cimientos de la tradición, el futurismo de Marinetti había elevado al primer plano el concepto de los manifiesto y de las proclamas por una escritura literaria totalmente liberalizadas del viejo estilo. Y la obra creacionista de Vicente Huidobro les había señalado el camino poético que debían seguir para cambiar el rumbo de la poesía en castellano.
A todo esto también habría que añadir el influjo del dadaísmo, que había surgido en Suiza en 1916, del poeta francés Mallarmé y del genio de los genios entre los vanguardistas españoles, Ramón Gómez de la Serna.
El término ultraísmo, acuñado por Guillermo de Torre, está formado etimológicamente por el prefijo latino “ultra” que se traduce por más allá, tan ligado al tema de España, y cuyo significado no es otro que el de ir más allá que sus predecesores, buscando una renovación literaria en las letras del mismo modo que se estaba produciendo en el pensamiento político y en la ciencia.
Como expresó Borges, en colaboración con Alomar, Bonanova y Sureda, en su Manifiesto 1921, el ultraísmo se decantada por el uso primordial de la metáfora, la eliminación de los nexos y las conjunciones, la supresión de lo superfluo y ornamental (tan típico del modernismo), o la síntesis de las imagen, buscando reproducir dos imágenes en una.
Guillermo de Torre manifestó que “Los motores suenan mejor que los endecasílabos” agregando al movimiento una perspectiva temática influida por el futurismo de Marinetti, en la que los poetas iban a invocar a las nuevas técnicas, al cine, los deportes o la ciudad.
Otras características básicas iban a ser: la abolición de la rima, el abundante uso de esdrújulas, tecnicismos y neologismos y las nuevas disposiciones tipográficas que trataban de acercar el poema también al mundo plástico.
El Ultraísmo fue sobre todo un movimiento poético y su medio fundamental de difusión fueron las revistas literarias del momento, entre las que tenemos que destacar Ultra, Cervantes, Grecia y Horizonte. En Argentina destacaron las revistas Proa y Prisma.
El ultraísmo daría sus últimos coletazos en torno a 1923, debido a la separación de los integrantes del grupo y coincidiendo con el fin de varias de las revistas que lo difundieron. El movimiento había cumplido su fin, había conseguido dar un vuelco al panorama poético-modernista español e influiría en gran parte de la nueva ola poética que estaba a punto de estallar: la generación o grupo del 27.
Como ejemplo de este movimiento vamos a leer un poema de Guillermo de Torre, titulado Reflector:
Paisaje occiduo
de tejido arácheo
Las manos engarfiadas del Ocaso
Exprimen el voltaico corazón
SILENCIO del sol dormido
en la colina vesperal
Quien gesticula mortecinamente
En el boscaje dendriforme
de neuronal umbría
LA ARBOLEDA CAMINA
El relente atmosférico
PENUMBRA entumece los fulgores
caquéxicos y occisos
LUMINARIAS
RIBERA DE LAMPADARIOS
Súbito en el estuario nocturnal
un aura eléctrica
polariza los verticilos
de la rosa lumínica
REFLECTOR
que porta en la hélice un avión
El reóforo eréctil trepana
SELENE EL ENVÉS DE LA NOCHE
Un vuelo acribillante
PLENILUNIO de nómadas iones
incendia un
HILO ELECTRICO
Y los cátodos acrobáticos
voltigean en el espacio.
Pues hasta aquí, amigos, nuestro viaje por el ultraísmo, un movimiento formado en sí por la mezcla del resto de los ismos del momento, que consiguió sacar a la poesía española del anquilosamiento modernista y le abrió un nuevo abanico de posibilidades que iremos viendo en próximos capítulos.
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