Girasoles Para Lucia (Parte 24)

Lucía Trevi tiene dos sueños en su vida: ser una actriz famosa de Hollywood y ganar el amor de José Simón Landaeta. Ella sabe que lo primero es prácticamente imposible... pero lo segundo, ¿por qué no? Como la Cenicienta, esta chica alegre y dulce pero pobre piensa que los sueños sí pueden realizarse si uno los desea con la suficiente intensidad. Quizás como recompensa por tanto optimismo, la vida le da a Lucía la oportunidad que anhela: entrar en contacto con la distinguida familia Landaeta y así poder acercarse a su ídolo. Una tarde, en camino a hacer una entrega para la tienda delicatessen donde trabaja, Lucía es víctima de un carterista...y quien sale a su rescate, por mera casualidad, es Roberto Landaeta, hermano de José Simón.

Apuesto y conquistador, pero a la vez sencillo y bondadoso, Roberto queda maravillado por la belleza y simpatía de Lucía, y comienza a enamorarla. Al enterarse de que es una chica de pocos recursos, obligada a trabajar para ayudar a su padre, Roberto decide que para poder ganarse el amor de Lucía por sí mismo sin la influencia de su apellido y fortuna lo mejor es ocultar su identidad. Por eso le dice que es obrero de la corporación Landaeta en vez de confesar que es uno de sus dueños.

Mientras va naciendo una bella amistad entre Roberto y Lucía, aunque ella no deja de pensar en su príncipe azul, José Simón, a quien ve en las revistas de sociedad sin saber que lo tiene más cerca de lo que imagina. A diferencia de Roberto, José Simón es arrogante, autoritario y despreciativo de todo a quien considere socialmente inferior. Jamás se fijaría en una muchacha como Lucía, a pesar de las mil peripecias que ella inventa para poder conocerlo. Sólo logra llamar su atención a causa de un malentendido, cuando un día la confunde casualmente con la aristocrática Condesa de Fernese.