Cahecho - El mirador de Liébana - Cantabria en 4K

Описание к видео Cahecho - El mirador de Liébana - Cantabria en 4K

Cahecho, perteneciente al municipio de Cabezón de Liébana en Cantabria, es un pueblo turístico rural ubicado entre verdes praderías y parajes forestales, con gran riqueza natural, ecológica, paisajística, cultural y popular.
Orientado al sur es conocido como “El mirador de Liébana” o “El mirador de los Picos de Europa”, por sus excelentes vistas al circo montañoso, formando parte del «Valle Estrechu» o «Valdeaniezo», del río Aniezo en la vertiente oeste de Peña Sagra.
El antiguo mirador a 846 metros de altitud que estaba en muy mal estado, se ha construido nuevamente con muros exteriores, suelo de hormigón y barandillas metálicas en todo el recorrido para facilitar el acceso, convirtiéndose en un referente turístico del valle de Liébana.
Desde aquí vemos el macizo de Peña Sagra con las Segás, el pico Paraes y el Cuernón; la Cordillera Cantábrica con Tres Mares, Peña Labra, Peña Ciquera, Peña Cigal, Peña Carazo, Córcina, Bistruel, Lezna, Pico Curavacas, Pico de Hoya Contigua, Peña Prieta, Mojón Tres Provincias, Las Orpiñas y San Glorio; y el Macizo Oriental de los Picos de Europa con Coriscao, Alto Triguera, Peña Remoña, Torre Salinas, Pariorna, Pico San Carlos, Peña Vieja, Picos de Santa Ana, Prau Cortés, Pico Cortés, Morra de Lechugales, Silla Caballo, La Junciana y Sagrado Corazón.
A 15 minutos andando sobre una loma que separa Cahecho y Luriezo, dentro de un robledal está el yacimiento arqueológico “castro de Los Cantones”, uno de los iconos prerromanos de la comarca Lebaniega.
Cahecho tiene gran diversidad de flora y fauna por el microclima privilegiado del Suroeste de Cantabria, con sus veranos suaves y peculiares inviernos con hermosos días soleados, o con las grades nevadas llamadas “nevaucas calientes”, que a veces aíslan el pueblo.
Sus apenas cincuenta habitantes viven en las tradicionales casas montañesas de madera y piedra, la mayoría rehabilitadas y convertidas en restaurantes, posadas, apartamentos o casas rurales.
Al asomarse a cualquier ventana la belleza del paisaje es espectacular, un regalo para los ojos y oídos por el silencio y la calma. Solo al ganado o a algún vecino se escucha durante el día, pero por la noche la fuerza del silencio asegura el sosiego y el buen reposo.
Por su recuperación, defensa de los valores tradicionales, entorno natural y ecológico, preservación de sus construcciones tradicionales y patrimonio histórico, cultural y artístico, optó junto con otras nueve localidades al Premio Pueblo de Cantabria en 2017, que finalmente recayó en Mogrovejo, otro espectacular pueblo del que ya hemos hablado en un capítulo anterior.
Cahecho se ha convertido en un lugar turístico idóneo para el descanso y el disfrute de la naturaleza, con guías especializados en senderismo y escalada para las numerosas rutas senderismo y ascensiones a picos que parten desde el pueblo y para los aficionados al parapente, con buenas zonas de vuelo.
De la fuente de Somave, junto a unos apartamentos turísticos, mana abundante agua fresca durante todo el año y muchos vecinos de la comarca se acercan para recogerla. Más abajo, bajo el mirador hay otra fuente que se utiliza más como bebedero de animales.
Gracias a su agradable clima, se cosechan frutas y legumbres. El plato más popular es el cocido lebaniego, con garbanzos, verduras y carnes de la comarca. El borono es otro producto típico de la matanza del cerdo, elaborado con harina, sangre de cerdo, cebolla, orégano, perejil, pimentón y sal. Una oferta gastronómica con buenas carnes del ganado de la zona, pescados de sus ríos y buenos quesos, junto con excelentes vinos tintos y blancos y su famoso orujo.
Entre su patrimonio histórico-artístico destaca la Iglesia abierta al culto de Nuestra Señora de la Asunción, construida en el siglo XV en estilo romántico y reconstruida en XVI en estilo gótico, con mampostería y sillares en los esquinales, arcos en ventanales y puertas, y una espadaña con dos campanas rematada en forma triangular con una cruz latina en el centro y dos bolas a los lados. Tiene un retablo con predela, una estatua de la Virgen con el Niño de estilo gótico y un cordobán en el altar.
Benito Velarde, el antiguo cura de las parroquias de la comarca lebaniega y aficionado a la talla de madera, fallecido hace poco tiempo. Durante 60 años y hasta su jubilación en 2010, recorrió con sotana sus parroquias andando, en bicicleta o en su moto Vespa, recibiendo varios homenajes como auténtico “cura rural”. Entre sus muchas reflexiones decía que “lo pequeño, lo rural, lo cotidiano o lo humilde, es muchas veces lo más grande”.

Комментарии

Информация по комментариям в разработке