"La leyenda del escopetero que no envejecía" - Homenaje a Juan Espil

Описание к видео "La leyenda del escopetero que no envejecía" - Homenaje a Juan Espil

Dirección: Andrés Pombo - Juan Chevalier.
Realización: Primate Animación para Weber Bahía Estudiantes.
Textos: Bruno Altieri.
Locución: Rafael Emilio Santiago.
http://www.primateanimacion.com.ar
http://www.bahiabasket.com/

Hace mucho tiempo, un hombre con un don especial nació en la ciudad de los vientos.

En sus primeros años, fue un chico como todos los chicos. Sin embargo, una tarde de verano, su vida cambió para siempre. Su padre, apoyo moral y eje de conducta, lo llevó a conocer su segunda casa.

Fue en ese lugar donde se encendió la chispa.

Una esfera naranja y un aro de fuego se apropiaron de sus días. De sus horas. De sus minutos. Un lanzamiento ensayado una vez. Y otra. Y otra vez más.

En las calles comenzó a hablarse de su puntería. Su mecánica era pura seducción: elegancia y precisión se encerraban en un mismo gesto técnico.

No fue el más veloz, ni tampoco el más fuerte. Aún así, supo entregar pinceladas de perfección en un juego dinámico e imperfecto.

Dejó su ciudad y, seducido por el poder de las aventuras, emigró al viejo continente.

Como un alquimista, agregó a su naturaleza la cantidad justa de perseverancia y disciplina. Esa fue su propia fórmula de inmortalidad: su rostro y sus músculos permanecieron intactos al paso de los años.

En su casa, los nostálgicos lo esperaron, con el poder que sólo alientan las esperanzas. Y un día, aquel joven, transformado ya en hombre, regresó.

Su aspecto enlazaba generaciones, sin distinción de banderas. Padres, hijos y nietos se fundían en un objetivo común: entender los pasos de un truco que, pese a ser repetido hasta el hartazgo, jamás pudo descubrirse.

Durante un par de años, reinó la felicidad: todas las noches fueron su primera noche. Pero un día, parecido al resto de los días, abrió los ojos y entendió que había sido suficiente.

Era momento de darle paso a las nuevas generaciones.

Levantó los brazos, miró al cielo, y saludó a ese chico que había sido como todos los chicos, pero que terminó siendo como ninguno.

Bienvenidos, entonces, a la historia del hombre que logró vencer al tiempo.

Bienvenidos a la leyenda del escopetero que no envejecía.

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